"Alina" no puede con el "ciclón Meryl"

Corrillos transversales en el Reconquista con voces de la política, la cultura y las finanzas el día que la borrasca palideció ante la estrella

Emmanuel Carrère, a su llegada al Reconquista.

Emmanuel Carrère, a su llegada al Reconquista. / David Cabo

Tino Pertierra

Tino Pertierra

La borrasca "Aline" vino precedida por el ciclón "Meryl". La presencia estelar de Streep impulsó el elemento mediático en una edición con algunas ausencias esenciales –cómo se echa de menos a la historiadora Hélène Carrère d’Encausse y al sabio Nuccio Ordine- y ayer por la mañana el vestíbulo del hotel de la Reconquista estaba invadido por medios de comunicación nacionales que improvisaban estudios de radio en las esquinas más apartadas o emplazaban una muralla de cámaras ante la entrada. Por un momento parecía que habría más prensa que invitados.

Pues no. La situación fue equilibrándose a medida que las alfombras empezaron a recibir más pisadas VIP. De todo tiempo y condición. Sobre todo: gentes de la política y gentes de las finanzas. Muchas autoridades y el padre Ángel. Esa bufanda roja nunca falla. "Esto es el efecto Meryl", comenta un periodista madrileño con muchos años en el pescante. "Deberían hacerla invitada perpetua", comenta una compañera. No es una mala idea. La compramos. No se recuerda un caso similar de fenómeno fan como el de Streep. Quizá Liz Taylor, aunque la diva de Cleopatra no mostró tanto entusiasmo, tanta energía contagiosa, tantas ganas de satisfacer a su público. Una robaaplausos nata.

Un bosque de paraguas va creciendo en la entrada del hotel. De momento, el tiempo da un respiro. "La Fundación ha hecho un pacto con el cielo", sugiere alguien al estabilizarse el parón de lluvia sobre la capital. Afortunados los gaiteros y el público que espera al otro lado de la calle a ver si pueden dar palmas por alguien. Es tiempo de entrevistas. El Alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, tiene tirón. El presidente del Principado, Adrián Barbón, también. Hay mucho que preguntarle. La amnistía, si nos ponemos en plan nacional. La Variante, en clave más local. El ímpetu de una reportera madrileña que le interrumpe cada dos por tres le mosquea. "Déjeme terminar, tenga un poco de educación", riñe.

Entre tanto micrófono y tanto corrillo, las apariciones fugaces de la Familia Real se convierten en paréntesis de exclamaciones. "¡Qué guapa es!", exclaman cuando sale la Princesa Leonor, vista y no vista en su paseíllo por el pasillo superior. Hora de recepciones, también de algunas decepciones: "No he podido ver a a Reina Sofía". Las gaitas hacen las veces de heraldos que anuncian la llegada de rostros conocidos, aunque no siempre se acierte con el nombre.

Emmanuel Carrère, a su llegada al Reconquista. | David Cabo

Aspecto del vestíbulo del hotel. / Miki López

El empresario asturmejicano Antonio Suárez llega escoltado por unas manos que cargan con unos sobres voluminosos. ¿Contendrán su autobiografía? Hay en este punto alfombrado de Asturias muchas personas que podrían autobiografiarse. Empresarios de agitadas aguas financieras, ex cargos políticos, nobleza esquiva a las preguntas comprometidas... Artistas de renombre y renombrados intelectuales. Académicos, periodistas. Opinadores. Mucho ex: exrectores, exministros, ex directores generales. Y también exastronautas y exdeportistas.

Leer labios podría obtener mucha información privilegiada. Los encuentros transversales permiten charlas muy jugosas. "Hay que cambiar el partido de arriba a abajo", comentan. Siempre hay tentación de buscar citas futuras: "Llámame y comemos. Hay novedades". Hay dos asuntos que marcan la agenda de las charlas. Primero, la amnistía sí, amnistía no. (No se lo digan a nadie pero la mayoría de los comentarios pillados al vuelo es que no, no y no). Y segundo, la Variante, el Ave, el recorte de tiempo para ir a Madrid. (Díganselo a todo el mundo: consenso sobre lo mucho y bueno que va a traer a Asturias).

Ternura en el barullo.

¿Por qué, por quién? Por Emmanuel Carrère, el escritor francés que viene a recoger el premio concedido a su difunta madre. Si se pidiera a la Inteligencia Artificial que creara un intelectual francés inconfundible, saldría Carrère, con su aire despistado, casi desorientado, caminando por la alfombra roja con ojos cansados y tristes. Volver a Oviedo y no poder hacerlo con su madre ensombrece el regreso. Igual que se ensombrece el cielo. Esta "Aline" tiene celos del anticiclón Streep y quiere llamar la atención. El mundo de la cultura tiene una presencia lúcida en la editora Sandra Ollo, de la exquisita editorial Acantilado. Lo ve así: "Me parece maravilloso ver a Oviedo volcada en esta extraordinaria celebración, cómo participa y celebra con la Fundación y los premiados. Un momento único para honrar la cultura, la ciencia y la diversas iniciativas sociales que han sido premiadas". Olé.

Momento gracioso: una invitada y una periodista se cruzan y... ¡llevan el mismo traje! Glubs. Se hacen conjeturas sobre la férula que lleva el Rey una mano (lesión pádel, nada grave) y desde la Fundación se recuerda a los invitados que es hora de ir a comer. La mesa está servida.

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El escritor Emmanuel Carrère viajó ayer a Oviedo para recoger el premio "Princesa de Asturias" de Ciencias Sociales otorgado a su madre, la historiadora y académica francesa, de origen ruso, Hélène Carrère d’ Encausse, que falleció el pasado mes de agosto. Por parte de los premiados, Carrére fue el último en llegar, no se contaba con él en la audiencia de la Familia Real y su llegada se demoró más de lo previsto por el retraso del avión en el que viajaba. Carrère llegó solo, posó a la entrada del hotel, ante el panel de los Premios y, después de algunas idas y venidas por el vestíbulo, se adentró en el salón donde los Reyes y sus hijas compartieron almuerzo con premiados e invitados. El escritor también tiene en su haber un premio "Princesa de Asturias", el de las Letras de 2021.

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