- Multimedia
- Clasificados
- Servicios
Ver más galerías relacionadas
Inés Gago
Ver galería >Loreto García guarda en su sidrería El Madreñeru de la Pola dos de las piezas más importantes de su historia familiar: son dos pequeñas madreñas que le regaló su padre, Benjamín García, “Jaminón”, a su madre, María Teresa Gutiérrez, para “cortejarla”. El local, que abrió junto a su hermana en honor de su abuelo, porque era el mismo donde este tuvo antaño el taller de madreñas, cumplirá 25 años el 10 de julio del año próximo, pero tiene que reconocer que, durante la pandemia, dudó de que pudiera llegar a celebrar tan notable aniversario: con todo cerrado y una reforma recién hecha, no sabía si levantaría cabeza.
Loreto García guarda en su sidrería El Madreñeru de la Pola dos de las piezas más importantes de su historia familiar: son dos pequeñas madreñas que le regaló su padre, Benjamín García, “Jaminón”, a su madre, María Teresa Gutiérrez, para “cortejarla”. El local, que abrió junto a su hermana en honor de su abuelo, porque era el mismo donde este tuvo antaño el taller de madreñas, cumplirá 25 años el 10 de julio del año próximo, pero tiene que reconocer que, durante la pandemia, dudó de que pudiera llegar a celebrar tan notable aniversario: con todo cerrado y una reforma recién hecha, no sabía si levantaría cabeza.
Loreto García guarda en su sidrería El Madreñeru de la Pola dos de las piezas más importantes de su historia familiar: son dos pequeñas madreñas que le regaló su padre, Benjamín García, “Jaminón”, a su madre, María Teresa Gutiérrez, para “cortejarla”. El local, que abrió junto a su hermana en honor de su abuelo, porque era el mismo donde este tuvo antaño el taller de madreñas, cumplirá 25 años el 10 de julio del año próximo, pero tiene que reconocer que, durante la pandemia, dudó de que pudiera llegar a celebrar tan notable aniversario: con todo cerrado y una reforma recién hecha, no sabía si levantaría cabeza.
Loreto García guarda en su sidrería El Madreñeru de la Pola dos de las piezas más importantes de su historia familiar: son dos pequeñas madreñas que le regaló su padre, Benjamín García, “Jaminón”, a su madre, María Teresa Gutiérrez, para “cortejarla”. El local, que abrió junto a su hermana en honor de su abuelo, porque era el mismo donde este tuvo antaño el taller de madreñas, cumplirá 25 años el 10 de julio del año próximo, pero tiene que reconocer que, durante la pandemia, dudó de que pudiera llegar a celebrar tan notable aniversario: con todo cerrado y una reforma recién hecha, no sabía si levantaría cabeza.
Loreto García guarda en su sidrería El Madreñeru de la Pola dos de las piezas más importantes de su historia familiar: son dos pequeñas madreñas que le regaló su padre, Benjamín García, “Jaminón”, a su madre, María Teresa Gutiérrez, para “cortejarla”. El local, que abrió junto a su hermana en honor de su abuelo, porque era el mismo donde este tuvo antaño el taller de madreñas, cumplirá 25 años el 10 de julio del año próximo, pero tiene que reconocer que, durante la pandemia, dudó de que pudiera llegar a celebrar tan notable aniversario: con todo cerrado y una reforma recién hecha, no sabía si levantaría cabeza.
Loreto García guarda en su sidrería El Madreñeru de la Pola dos de las piezas más importantes de su historia familiar: son dos pequeñas madreñas que le regaló su padre, Benjamín García, “Jaminón”, a su madre, María Teresa Gutiérrez, para “cortejarla”. El local, que abrió junto a su hermana en honor de su abuelo, porque era el mismo donde este tuvo antaño el taller de madreñas, cumplirá 25 años el 10 de julio del año próximo, pero tiene que reconocer que, durante la pandemia, dudó de que pudiera llegar a celebrar tan notable aniversario: con todo cerrado y una reforma recién hecha, no sabía si levantaría cabeza.
Loreto García guarda en su sidrería El Madreñeru de la Pola dos de las piezas más importantes de su historia familiar: son dos pequeñas madreñas que le regaló su padre, Benjamín García, “Jaminón”, a su madre, María Teresa Gutiérrez, para “cortejarla”. El local, que abrió junto a su hermana en honor de su abuelo, porque era el mismo donde este tuvo antaño el taller de madreñas, cumplirá 25 años el 10 de julio del año próximo, pero tiene que reconocer que, durante la pandemia, dudó de que pudiera llegar a celebrar tan notable aniversario: con todo cerrado y una reforma recién hecha, no sabía si levantaría cabeza.
Loreto García guarda en su sidrería El Madreñeru de la Pola dos de las piezas más importantes de su historia familiar: son dos pequeñas madreñas que le regaló su padre, Benjamín García, “Jaminón”, a su madre, María Teresa Gutiérrez, para “cortejarla”. El local, que abrió junto a su hermana en honor de su abuelo, porque era el mismo donde este tuvo antaño el taller de madreñas, cumplirá 25 años el 10 de julio del año próximo, pero tiene que reconocer que, durante la pandemia, dudó de que pudiera llegar a celebrar tan notable aniversario: con todo cerrado y una reforma recién hecha, no sabía si levantaría cabeza.
Loreto García guarda en su sidrería El Madreñeru de la Pola dos de las piezas más importantes de su historia familiar: son dos pequeñas madreñas que le regaló su padre, Benjamín García, “Jaminón”, a su madre, María Teresa Gutiérrez, para “cortejarla”. El local, que abrió junto a su hermana en honor de su abuelo, porque era el mismo donde este tuvo antaño el taller de madreñas, cumplirá 25 años el 10 de julio del año próximo, pero tiene que reconocer que, durante la pandemia, dudó de que pudiera llegar a celebrar tan notable aniversario: con todo cerrado y una reforma recién hecha, no sabía si levantaría cabeza.
Noticia guardada en tu perfil
Ver noticias guardadasLoreto García guarda en su sidrería El Madreñeru de la Pola dos de las piezas más importantes de su historia familiar: son dos pequeñas madreñas que le regaló su padre, Benjamín García, “Jaminón”, a su madre, María Teresa Gutiérrez, para “cortejarla”. El local, que abrió junto a su hermana en honor de su abuelo, porque era el mismo donde este tuvo antaño el taller de madreñas, cumplirá 25 años el 10 de julio del año próximo, pero tiene que reconocer que, durante la pandemia, dudó de que pudiera llegar a celebrar tan notable aniversario: con todo cerrado y una reforma recién hecha, no sabía si levantaría cabeza.