Una vez hubo gente y algarabía en La Paranza. El día del baile ponían una gramola en un salón y venía gente de todas partes. Estaba lleno de niños y la escuela funcionaba. Ahora, es un edificio destartalado, donde ya no quedan ni los cristales de las ventanas. Carmina Taberna la señala: está justo a su espalda. Pasaron por ahí cuatro maestras cuando ella era niña, una de Tiñana, dos de Oviedo y otra de Tudela Veguín. Luego, el colegio cerró. Y año tras año y fallecimiento tras fallecimiento se convirtió en la parroquia de Siero con menor número de habitantes: 10 personas, 4 hombres y 6 mujeres.
La Paranza, la parroquia más despoblada del concejo de Siero
Una vez hubo gente y algarabía en La Paranza. El día del baile ponían una gramola en un salón y venía gente de todas partes. Estaba lleno de niños y la escuela funcionaba. Ahora, es un edificio destartalado, donde ya no quedan ni los cristales de las ventanas. Carmina Taberna la señala: está justo a su espalda. Pasaron por ahí cuatro maestras cuando ella era niña, una de Tiñana, dos de Oviedo y otra de Tudela Veguín. Luego, el colegio cerró. Y año tras año y fallecimiento tras fallecimiento se convirtió en la parroquia de Siero con menor número de habitantes: 10 personas, 4 hombres y 6 mujeres.
Vecinos de La Paranza.
Una vez hubo gente y algarabía en La Paranza. El día del baile ponían una gramola en un salón y venía gente de todas partes. Estaba lleno de niños y la escuela funcionaba. Ahora, es un edificio destartalado, donde ya no quedan ni los cristales de las ventanas. Carmina Taberna la señala: está justo a su espalda. Pasaron por ahí cuatro maestras cuando ella era niña, una de Tiñana, dos de Oviedo y otra de Tudela Veguín. Luego, el colegio cerró. Y año tras año y fallecimiento tras fallecimiento se convirtió en la parroquia de Siero con menor número de habitantes: 10 personas, 4 hombres y 6 mujeres.
La Paranza, la parroquia más despoblada del concejo de Siero
Una vez hubo gente y algarabía en La Paranza. El día del baile ponían una gramola en un salón y venía gente de todas partes. Estaba lleno de niños y la escuela funcionaba. Ahora, es un edificio destartalado, donde ya no quedan ni los cristales de las ventanas. Carmina Taberna la señala: está justo a su espalda. Pasaron por ahí cuatro maestras cuando ella era niña, una de Tiñana, dos de Oviedo y otra de Tudela Veguín. Luego, el colegio cerró. Y año tras año y fallecimiento tras fallecimiento se convirtió en la parroquia de Siero con menor número de habitantes: 10 personas, 4 hombres y 6 mujeres.
La Paranza, la parroquia más despoblada del concejo de Siero
Una vez hubo gente y algarabía en La Paranza. El día del baile ponían una gramola en un salón y venía gente de todas partes. Estaba lleno de niños y la escuela funcionaba. Ahora, es un edificio destartalado, donde ya no quedan ni los cristales de las ventanas. Carmina Taberna la señala: está justo a su espalda. Pasaron por ahí cuatro maestras cuando ella era niña, una de Tiñana, dos de Oviedo y otra de Tudela Veguín. Luego, el colegio cerró. Y año tras año y fallecimiento tras fallecimiento se convirtió en la parroquia de Siero con menor número de habitantes: 10 personas, 4 hombres y 6 mujeres.
La Paranza, la parroquia más despoblada del concejo de Siero
Una vez hubo gente y algarabía en La Paranza. El día del baile ponían una gramola en un salón y venía gente de todas partes. Estaba lleno de niños y la escuela funcionaba. Ahora, es un edificio destartalado, donde ya no quedan ni los cristales de las ventanas. Carmina Taberna la señala: está justo a su espalda. Pasaron por ahí cuatro maestras cuando ella era niña, una de Tiñana, dos de Oviedo y otra de Tudela Veguín. Luego, el colegio cerró. Y año tras año y fallecimiento tras fallecimiento se convirtió en la parroquia de Siero con menor número de habitantes: 10 personas, 4 hombres y 6 mujeres.
Una vez hubo gente y algarabía en La Paranza. El día del baile ponían una gramola en un salón y venía gente de todas partes. Estaba lleno de niños y la escuela funcionaba. Ahora, es un edificio destartalado, donde ya no quedan ni los cristales de las ventanas. Carmina Taberna la señala: está justo a su espalda. Pasaron por ahí cuatro maestras cuando ella era niña, una de Tiñana, dos de Oviedo y otra de Tudela Veguín. Luego, el colegio cerró. Y año tras año y fallecimiento tras fallecimiento se convirtió en la parroquia de Siero con menor número de habitantes: 10 personas, 4 hombres y 6 mujeres.