Abelardo, sportinguista de oro: "Ojalá viva el regreso a Primera"

El Pitu recibió la máxima distinción de los veteranos: «El camino no es fácil, pero los éxitos llegarán», dijoJoaquín

Cuando Joaquín Alonso descolgó el teléfono para avisar a Abelardo de que la Asociación de Veteranos tenía previsto concederle la insignia de oro como reconocimiento a toda una carrera (más bien a toda una vida) vinculada a su Sporting, el Pitu todavía no había decidido dejar a un lado su zona de confort para jugarse muchas cosas por salvar a la institución del abismo. «Cuando Joaquín me llamó no me lo creía». El dichoso covid lo paró todo, cierto. Pero ese tiempo, al menos, ha servido para elevar (aún más) al gijonés como lo que es: toda una leyenda del club. Ayer recogió la condecoración en manos de Joaquín, uno de sus ídolos, amigo, compañero, también ahora en la institución. Y lo hizo roto de felicidad. De emoción. Conteniendo como podía las lágrimas. Porque el salón del Bellavista estaba repleto (cerca de un centenar de veteranos ocupaban todas las mesas) de los suyos: sus amigos, ex compañeros, colegas de la Asociación de Veteranos, su mujer (Graciela) y su hija (Aitana). Solo faltaba Diego, que ha heredado los genes rojiblancos. «Ojalá todos podamos vivir el regreso a Primera. Si soy yo el entrenador estaría bien... y si no tampoco pasa nada», declaró Abelardo.

El encuentro sirvió además para nombrar a Eloy Olaya como miembro de la Junta Directiva, en el lugar de Cundi. El periodista José Ramón Rodríguez hizo la presentación. Aunque el contexto era delicado, tras la derrota ante Las Palmas, y el bache deportivo que atraviesa el equipo, sin ganar en los últimos siete partidos, todas las palabras fueron ayer de muchísimo cariño, de un profundo respeto. Primero el prólogo de Joaquín. Y, después, las del mismo Abelardo. «Tenemos la suerte hoy (por ayer) de convivir aquí el pasado, el presente y el futuro. Todos tenemos que pensar en evolucionar juntos; y ese futuro brillante lo queremos tener con el mejor comandante. Pitu, te mereces con mayúsculas este reconocimiento: por lo que fuiste en el campo, lo que eres en el banquillo y lo que eres también como persona, compañero y amigo. De verdad que muchas gracias. Hay que agradecerte la valentía que tuviste cuando viniste al club en un momento muy delicado. Cuando ahora vamos a El Molinón estamos todos contentos porque sabemos que tenemos un referente muy importante en el banquillo», comenzaba Joaquín. «Sabemos que el camino no va a ser fácil. Pero con tu fuerza, carácter y forma de ser y sapiencia, estoy seguro que los éxitos llegarán. Muchas gracias por ser como eres», añadía en un mensaje de agradecimiento, pero también con una doble lectura: de apoyo y confianza. De unidad.

 «Para mí esto es un orgullo. Es precioso. Porque me estáis alabando el tema personal y no solo el deportivo», reconocía. En la mesa, su mujer e hija, Joaquín, José Antonio Morga, José Ramón Tuero, Dani Pinín y Joaquín Miranda le dedicaban una sonora ovación. Abelardo recordó sus primeros pasos en el club. «Me acuerdo cuando subimos Luis Enrique, Manjarín y yo con 19 años... Nosotros cuando subíamos teníamos un respeto tremendo, porque estaban nuestros ídolos. Y estábamos muertos de miedo. Encontrarme a Joaquín, Cundi, Jaime, Villa, Iñaki, Tati… Nos lo pusieron muy fácil para integrarnos. Me acuerdo cómo entrenaban. Eran un ejemplo», recordaba. Quiso también tener unas. Con una americana, elegante, Abelardo repartió abrazos y agradecimientos. Fue una a una a todas las mesas: Novoa, Eloy Olaya, «Miluca», Cundi, Ferrero, Marcelino Elena, Luis Sierra, Claudio, Echevarría, Jorge David, Jaime, Arturo, Claudio, Manolo... Diferentes generaciones.

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