Felipe Fernández-Armesto, profesor hispano-británico de Historia en las Universidades de Londres y Tustf (Boston), donde desempeña una cátedra «Príncipe de Asturias», publicó ayer en el diario «El Mundo» un artículo en el que afirma que «el declive del republicanismo en España es uno de los pocos hechos políticos incontestables de nuestros tiempos» porque «España ya es una república: una república donde la Jefatura del Estado es heredable».

Por el contrario, considera que Gran Bretaña «sigue siendo una monarquía auténtica. Lo muestra la vida cuajada de ritos, solemnidades y ceremonias escandalosamente costosas que lleva la familia real inglesa», mientras que en España «tenemos un sistema depilado del plumaje inútil. Las condecoraciones y títulos de nobleza no dan acceso a ningún tipo de poder político, sino reconocen dignamente -aunque no siempre con acierto- las contribuciones a la sociedad realizadas por los galardonados y sus familias. Charlar con un miembro de la Familia Real española es una experiencia agradable y normal, mientras que entrevistarse con uno de los Windsor es una tortura agobiante por lo aburrido de los intercambios permitidos y asfixiante por las reglas protocolarias».

Como remate indica que «todos los jóvenes de la familia real inglesa llevan vidas más o menos escandalosas. La princesa Beatriz acaba de comprarse un piso en Londres de siete millones de euros, supuestamente para poder ir a clase, pero su Universidad queda a un par de horas de la casa. William utilizó un helicóptero del Ejército del Aire para llevar a su hermano a un guateque donde bailaba una estrella porno. Harry se vistió de nazi para asistir a una fiesta de disfraces. Todos -a pesar de haber experimentado el sistema de educación más largo y costoso de la historia humana y de disponer de oportunidades muy privilegiadas de apreciar el arte, la música y la literatura- han terminado siendo lamentablemente tontos e insensatos. Sus payasadas socavan la imagen de los Windsor como una familia patrón para la sociedad inglesa. En España, los Borbón se comportan mejor, pero son capaces de sobrevivir a errores de gusto o de educación mucho más graves que los que se permiten a los Windsor. Pueden permitirse el lujo de ser ordinarios, lo cual, paradójicamente, les hace insustituibles».