Tengo una amiga que estuvo años paseándose con parte de su cordón umbilical colgado del cuello. Ella decía que molaba un montón, a mí no dejaba de recordarme a la tripa del chosco de Tineo o la morcilla de Burgos, y siempre me negué a tocarlo. ¡Por supuesto! Toca, toca, mira que blandito. ¡Tócalo tú, joder! o échalo en la sopa pa darle gusto o lo que quieras. Y es que lo del cordón umbilical lo mismo te une que te separa. Pero hay personas que no pueden negar que son hermanos, casi, casi de sangre. Zapatero y Berlusconi lo son. Esto no es una cuestión de cejas, no, y eso que ahora que lo pienso si ZP dejase que Sonso le pasase un poco las pinzas por lo que viene siendo el ángulo obtuso de la cuenca del ojo igual tenía hasta la misma mirada que el presidente italiano. Como la de Aznar, pero sin unión en el centro. ¿Qué manía tonta le entraría al del PP por llevar la gaviota plantada en la cara? Bueno... pelillos a la mar. El caso es que ZP decidió formar un Gobierno de mujeres, tener una buena delantera y entonces va Berlusconi y se ríe de él, «demasiado rosa», le espetó el italiano. Y luego, encima, va y se pica. «Igualdad, igualdad», dijo Zapatero y hasta montó un Ministerio para esto, eso sí, tipo jaima, porque lo montas en cualquier sitio, como la cama Restform. Eso mismo le pasa a nuestra nueva ministra, que no se ubica. Sí, hombre, esa que se llama igual que aquella que primero era Manolo y luego... ¡A sí!, Bibiana Aído. Que no se encuentra, porque no tiene ubicación, ni oficina, ni nada, al menos, de momento. Por carecer, carece hasta de cometido. Porque, ¿qué es ser ministra de Igualdad? El término es noble y tiene empaque, pero con esto no basta. También lo es Libertad y a nadie en el mundo se le ha ocurrido crear un Ministerio de Libertad. Y en eso, en la semántica, Berlusconi le ha ganado la partida, puesto que la suyo lo ha llamado Ministerio de la Igualdad de Oportunidades, y eso, amigos, amigos míos, ya es algo concreto, puesto que la cacareada igualdad ya tiene apellido. Pero la ministra de Igualdad lo que sí que tiene es contrincante. Su homóloga (¿qué fino queda, eh?) en el Gobierno de Berlusconi: Mara Carfagna: ex modelo, ex stripper, ex presentadora, ex portada de revistas de las que leía Berlusconi cuando iba al baño. Ex-pectacular. Bibiana Aído está picada, cómo no. Para una vez que tenía una cartera única y singular, va la italiana y le hace una falsificación y encima con medidas eroticofestivas. Claro, con esto no contó ZP, que tomó como referente la melena roja felipista de Carmen Alborch y dijo «esto lo mejoro yo». Pero la de Cádiz era de típica raza mediterránea y no dio el pego. Y menos cuando apareció la Carfagna, musa de los encuentros de Berlusconi con el retrete. Pero no te preocupes, Aído, seguro que desde dentro de tu Ministerio podrás solucionar esta pugna con tu contrincante italiana. Ya verás. Como no tienes programa, ni nada que rascar, dijera mi abuela, yo te propongo uno. Desde el cariño, el respeto y la «pluralidad». ¿Qué mejor igualdad que desarrollar un proyecto tipo Corporación Dermoestética para terminar con la cartuchera y la pata de gallo? También puedes dar clases de batuka o de danza del vientre y ofrecer operaciones de cambio de sexo, pídele consejo a tu tocaya, ¡ya verás! Y otra cosa que tienes que lanzar para apoyar la igualdad son los zapatos de tacón gratis para los bajos: de aguja, mocasín, catiusca para las del Norte, castellano para los clásicos y abarca mallorquina para los que desprendan el olor corporal desde los pies. ¡Jo!, como mola tu Ministerio, ¿no? Para favorecer la igualdad tú no te cortes, que fluyan tus ideas y venga, una tras otra, genial. Eso sí, no te olvides de la «operación bikini», que algunas no nos acordamos de hacer gimnasia y desde tercero de BUP no nos tocamos las puntas de los pies y hay que retomar la flexibilidad. ¿Por qué no subvencionas por ejemplo... la dieta del cucurucho? Joder, Aído, eres la mejor, ¡vaya ideas! No, no, no, no te quites méritos, desde la transformación de la Jesulina en mujer normal no había visto cosa igual, dinero bien invertido, si señor. Eso sí, tu acuérdate de meterlo todo dentro de la Seguridad Social, no nos vaya a pasar como a una tía mía que tuvo que estar tres meses dando la traca para que le uniesen el lóbulo a la oreja alegando que como no se lo arreglasen iba a ser más gasto lo que tendrían que pagar de consulta con el psicólogo. Y ya, como último consejo, lo que te digo es que lo mejor de lo mejor para ser iguales todos y todas y tener un Ministerio como Dios manda, o Alá o lo que tú quieras, es promocionar la dieta mediterránea, porque así mejorará el tránsito intestinal. Peras, manzanas, melocotón, piña, uvitas por aquí, uvitas por allá. Ya verás, al final, te va a pasar como a Zapatero y a Berlusconi, que por mucho que se empeñen en separarse siempre coinciden en el baño, porque ellos también «la cagan» y les jode mucho que alguien les quite la revista para relajarse. ¿Qué más igualdad quieres?