Los Príncipes de Asturias concluyeron ayer en Arequipa su primera visita oficial a Perú, que han calificado de «fructífera» y «provechosa», y que ha permitido afianzar aún más los lazos entre España y el país andino. Con un almuerzo que les ofreció el presidente del Gobierno regional de Arequipa, Juan Manuel Guillén, terminó una intensa agenda de trabajo de tres días que tuvo como principal objetivo respaldar las inversiones españolas en Perú e impulsar la todavía desequilibrada balanza comercial.

Como «especialmente grata y fructífera» calificó el Príncipe Felipe en su discurso esta visita, en la que, dijo, han cubierto un programa «particularmente provechoso de reuniones y encuentros para promover» las relaciones bilaterales «en todos los órdenes». Los Príncipes se han sentido «como en casa» y han gozado de la «cordialidad» de los peruanos, del «esplendor de su historia y cultura», de sus paisajes y monumentos, de la «calidad» de su gastronomía y de «la nueva pujanza de su economía».

Don Felipe y doña Letizia eligieron para dar por concluido su viaje oficial la segunda ciudad del país -cuna del premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa-, cuya población les acogió con entusiasmo mientras visitaban algunos proyectos en los que ha participado la cooperación española al desarrollo.

En concreto, los Príncipes recorrieron el Tambo de la Cabezona, en el que se alojan unas 25 familias, y el convento de Santa Catalina, donde viven 26 monjas de clausura. Con 25 años de presencia en este país y el trabajo de forma continua de 38 ONGs, la cooperación española ha querido apoyar a Perú en sus procesos de desarrollo y, así, en los últimos cinco años le ha otorgado más de 400 millones de euros.

Don Felipe no pasó por alto en su discurso la belleza de Arequipa, «su aire limpio y luz única».