El magistrado juez Lino Rubio Mayo acaba de dictar una sentencia, hecha pública esta semana, que condena a tres años de cárcel a los sindicalistas de CSI Cándido González Carnero y Juan Manuel Martínez Morala, al considerarlos autores del destrozo de una cámara de tráfico del Ayuntamiento durante una virulenta movilización de Naval Gijón contra el Acuario municipal el 10 de marzo de 2005. La decisión del juez está en medio de un encendido debate político al responsabilizarse recíprocamente el gobierno local de PSOE-IU y el PP de que dos sindicalistas estén a las puertas de la cárcel por un conflicto social (por el momento no entrarán en prisión al haber recurrido la sentencia ante la Audiencia Provincial).

Lino Rubio Mayo lleva más de diecisiete años al frente del Juzgado de lo penal número uno de Gijón, al que accedió a finales de 1989, un año después de haber ascendido a magistrado con destino inicial en un Juzgado de Alicante. Asturiano de nacimiento, tras pasar por la Escuela Judicial, inició su carrera en un juzgado de Aranda de Duero (Burgos). De allí saltó a Barcelona, Llanes, Alicante y finalmente Gijón. Por escalafón, tuvo la oportunidad de ocupar uno de los cargos de magistrado de la Audiencia Provincial cuando se creó la primera de las dos secciones que hoy hay en Gijón, pero prefirió seguir al frente de su Juzgado.

La firmeza de la sentencia contra los sindicalistas de CSI no sorprendió a los profesionales del derecho que conocen la trayectoria y los criterios para impartir justicia de Lino Rubio Mayo, ajeno siempre a los debates sociales que se pueden producir en torno a los procesos. «Estricto», «hueso» y «rígido» son algunos de los calificativos de abogados para un magistrado que da gran importancia a los informes policiales, como los que en este caso han sido las pruebas de cargo contra los líderes de la Corriente Sindical de Izquierdas -los sindicalistas que inspiraron la película «Los lunes al sol», de Fernando León de Aranoa- que han denunciado por falso testimonio a uno de los agentes policiales que declaró en el juicio.

Lino Rubio Mayo tiene fama de preparar a conciencia todos los casos y suele interrogar personalmente a acusados y testigos si no le quedan claros los hechos con los interrogatorios de las partes. Madrugador, lleva al día todos los asuntos de su juzgado, sin acumular retrasos, lo que le ha valido sucesivas felicitaciones de los organismos judiciales.

Especialmente duro con los delincuentes reincidentes, en el hampa gijonés se le conoce con el sobrenombre de «El Justiciero». Gran conocedor de la legislación penal, ha impartido cursos en la Escuela Regional de Policía. Su seriedad en la sede judicial de Poniente contrasta con su afable trato personal, destacan quienes le conocen.

(El texto íntegro de la sentencia que condena Cándido González Carnero y a Juan ManuelMartínez Morala en puede consultarse en www.lne.es/documentos).