A. RUBIERA

«Creo que expreso el sentir de todos los que estamos aquí si digo con orgullo: "Yo también he sido alumna del Colegio de la Asunción"».

Margarita Salas cerró su pregón inaugural de los actos del centenario del Colegio de El Bibio proclamando su satisfacción por la educación recibida en el centro gijonés. Y a tenor del aplauso que recibieron sus palabras, era una satisfacción compartida, al menos, por los cientos de ex alumnas (eran inmensa mayoría frente a los chicos) que se unieron al homenaje de ayer celebrado en la iglesia parroquial. El orgullo de Margarita Salas, el de la alcaldesa, Paz Fernández Felgueroso -la precedió en el uso de la palabra-, y el de todos los presentes estaba lleno a rebosar de recuerdos: de compañeras, de religiosas, de momentos, de juegos, de lecciones de vida...

«Felicito al colegio por este magnífico aniversario y, sobre todo, por la enseñanza de calidad que nos ha dado en estos cien años. La formación personal y académica siempre ha sido excelente y se trabaja con entusiasmo», dijo la ilustre investigadora. Margarita Salas reconoció que preparar el pregón había sido uno de los encargos más difíciles que había tenido que encarar en todos sus años de prestigiosa doctora. Sin embargo, le salió fluido. Sólo tuvo que encadenar pinceladas de recuerdos, que en su caso arrancaron a los 3 años, en el curso 1941-42, cuando llegó «a una clase que estaba en el sótano, justo donde hoy estuve dando una lección a los alumnos de Bachillerato».

Recordó a su primera tutora, la madre Marta, y también a la madre Josefa, la madre Isabel, la madre Elisa, «con el mundo en sus manos» -«porque, si recordáis, siempre llevaba la revista "El Mundo"»-, y a las madres Gloria y Carmen. Pero la emoción de todo el auditorio la consiguió al citar «a dos hermanas que han sido muy significativas de este colegio (pasaron en él casi seis décadas cada una): la hermanita Ramona, inolvidable por su sencillez y por la acogida que prestaba a todas las niñas desde su puesto en la portería, y la madre Etienne, enfermera y ecónoma del colegio, conocida en todo Gijón por su simpatía y sus iniciativas; fabricó elixires y perfumes y sacó partido de la huerta, las gallinas, las vacas y lo que se le pusiera por delante».

Los deportes, «la fiebre del cascayu que nos entró durante una época», las obras de teatro, el cine en el salón de actos y «la destreza de alguna hermana para lograr tapar a tiempo alguna escena» subida de tono fueron otros momentos que revivió la investigadora en su pregón. El colofón de su vida escolar lo puso en 1955, «con el curso de Preu, que recuerdo como especialmente agradable».

El Preu lo prepararon aquel año siete alumnas: Margarita Salas, Asunción «Suni» Quirós -hoy superiora de la comunidad de El Bibio y ayer maestra de ceremonias del acto del centenario-, Mapi Felgueroso, Agripina Fraga (presidenta de la Asociación de Antiguas Alumnas), Loli Lozana, Carmen Lavandera y Toya Solís. «Teníamos una habitación para nosotras, con un futbolín en el que jugábamos grandes partidas», recordó Salas. Aparte de jugar, «algo debíamos de estudiar, porque todas aprobamos el Preu», recordó la doctora.

También se acordó de aquel año del Preu la Alcaldesa y no fue, ni mucho menos, su único recuerdo. «Para mí el día de hoy -su cumpleaños y por el que fue ampliamente felicitada- es muy emotivo porque vengo en mi doble condición de alcaldesa y ex alumna que pasó muchos años entre estas paredes», dijo. Las lecciones con la madre Elisa, «la oportunidad que siempre se nos dio de debatir, de preguntar con libertad, de discutir...» fueron otros motivos que destacó Felgueroso. Su opinión es que «la educación en la Asunción nos modeló para elegir el camino, cada una el suyo propio, pero un camino marcado por el respeto, el compromiso social, mirando siempre hacia la comunidad y resaltando la necesidad de que contribuyéramos a transformar el mundo que nos tocaba vivir». Ya en su papel de alcaldesa, agradeció a «la comunidad de la Asunción por esta larga trayectoria volcada en dar una fantástica educación a tantas generaciones de gijonesas y gijoneses», y pidió a la comunidad que «sigan, infatigables, dejando bien alto el pabellón, con esa manera de educar en valores, de educar para la ciudadanía».

Ante el revuelo que causó la mención, Felgueroso tuvo que explicar que «nada más lejos de mi intención, en este día», que llevar la polémica al centenario, por lo que pidió que su cita fuera entendida «como educación para la sociedad». Ése, dijo, ha sido siempre el mejor trabajo del Colegio de la Asunción. En nombre de la ciudad, Felgueroso hizo entrega a la superiora, Suni Quirós, de una «G» en bronce.

Luego llegó la proyección de un documental, hecho a base de fotografías, que fue el mejor repaso de lo que han sido los cien años del colegio. Una película que embelesó a las ex alumnas y también a las 37 religiosas -todas con alguna vinculación al colegio gijonés en algún momento de su vida- que, procedentes de toda España, se han reunido para el centenario.

La fiesta sigue hoy, a las 13.00 horas, con una eucaristía de acción de gracias.