Ángel Cuesta respira tranquilo. Puede seguir como ex presidente del Grupo Covadonga disfrutando de la entidad por la que ha trabajado en estos años; puede continuar como presidente de la Fundación Ángel Varela, sin renunciar a su ejecutoria anterior, con el respaldo mayoritario de los socios. Lo que pudo verse como un plebiscito personal se sustanció al final en una reñida competición electoral. Pero la tensión cumulada en la campaña hizo que afloraran algunos de los más nefastos fantasmas de las viejas controversias grupistas. Y tras la tempestad debe llegar la calma. Enrique Tamargo, triunfador en la disputa, promete trabajar a diario para lograr la paz social. Que así sea. Y que lo consiga, por el bien de todos.