J. L. A.

Factorías Juliana, el antiguo astillero gijonés de Izar comprado por Vulcano a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi), puso ayer a flote el primero (bautizado como «Blue Arrow») de los cuatro buques sísmicos para el armador noruego Rieber. Las pruebas comenzaron hacia las cuatro de la madrugada, aprovechando la pleamar, y finalizaron dos horas más tarde.

Esta operación de puesta a flote se ha hecho con un importante retraso por la demora de más de un año que acumula la obra de los cuatro sísmicos, barcos que realizan prospecciones en el subsuelo marino mediante sonidos. Según ha publicado ya este diario, esos retrasos en la construcción del «Blue Arrow» pueden suponer un quebranto económico a la empresa, controlada por el empresario Fernando Santodomingo Azpeitia, de más de 15 millones de euros.

Estos cuatro buques sísmicos se iban a construir inicialmente en la factoría viguesa de Vulcano, que en su oferta para la adquisición del astillero gijonés de Izar se comprometió a hacer en la ciudad tres quimiqueros. Santodomingo optó, finalmente, por llevar estos barcos a Galicia y dejar el encargo de Rieber, que fue contratado a finales de 2006, para el dique de El Natahoyo.

Factorías Juliana se ha visto obligada a acelerar el ritmo de construcción de los sísmicos, con un coste de unos cien millones por buque, para poder evitar unas penalizaciones que tendrían graves repercusiones para la empresa. La situación de los dos últimos astilleros gijoneses es delicada, aunque Juliana tiene carga de trabajo. Naval Gijón, en cambio, sólo tiene contratada obra (un buque portacontenedor) hasta el próximo mes de octubre.