Román GARCÍA

Alicia Martínez, magistrada de la Sección Octava de la Audiencia Provincial con sede en Gijón, señala en su sentencia que casos como el del pequeño Borja Solar ponen en cuestión la atención a los enfermos mentales en el Principado. En el fallo del tribunal, adelantado ayer por LA NUEVA ESPAÑA, que condena al acusado a 15 años de cárcel y a pagar una indemnización de 200.000 euros a los padres del niño, se evidencia «un deficiente funcionamiento en el sistema del tratamiento de enfermos con alteraciones psíquicas importantes». El niño fue degollado en el verano de 2004 mientras jugaba en el parque Isabel la Católica. El culpable de su muerte fue Ramón del Barrio, un mierense con esquizofrenia paranoide que dejó de tomar su medicación.

La juez asegura que «la arbitraria muerte de un niño de 6 años absolutamente indefenso y que tenía toda una vida por delante» generó una «alarma social» comprensible y que hay que tener en cuenta que personas como Ramón del Barrio, que se niegan a tomar su medicación, deben ser tratados de forma especial. La magistrada mantiene que «urge mejorar -el tratamiento- de una forma que sea digna para el enfermo y adecuada para la convivencia familiar y social». Una apreciación inédita hasta ahora en la justicia asturiana. María de Vega Valle, la letrada que en el proceso lleva la defensa de Ramón del Barrio, asegura que en sentencias anteriores no se hacía mención al problema de los pacientes de esquizofrenia paranoide y que, en este sentido, Alicia Martínez ha marcado una nueva pauta y ha lanzado un interrogante sobre quién debe asumir la responsabilidad ante este tipo de enfermos mentales.

Durante la vista el jurado popular debía valorar hasta qué punto una persona como el acusado es responsable de sus actos. La magistrada encargada del caso señala en la sentencia que este tipo de enfermos tienen una «peligrosidad alta». A los 15 años de pena de prisión que se le imponen a Ramón del Barrio por el crimen de Borja Solar se añade la privación de «residir o acudir al barrio de Deva de Gijón», donde viven los padres del pequeño Borja Solar. A lo largo de las cinco sesiones que duró el proceso judicial en la Sala Octava la defensa de Ramón del Barrio expuso ante los miembros del jurado la necesidad de que una persona con una enfermedad mental esté permanentemente atendida, ya que ellos mismos «no se reconocen como enfermos y no toman la medicación porque no la llegan a considerar necesaria».

El pronóstico de alta peligrosidad del acusado, tal como señalaron los peritos durante el juicio, ha obligado a su internamiento en el hospital psiquiátrico penitenciario adecuado para tratar su esquizofrenia paranoide. Este trastorno puede llegar a provocar alucinaciones auditivas e ideas delirantes.

La magistrada Alicia Martínez también reconoce en su sentencia la gran «alarma social» que causó el asesinato de Borja Solar. «Aún recuerdo los alaridos de la madre», aseguraba uno de los testigos. El niño jugaba en el parque cuando Ramón del Barrio se acercó por detrás y le asestó varias puñaladas en el cuerpo con «alevosía», según tribunal. Un caso que conmocionó a la ciudad y que se cierra, de momento, con esta sentencia.