A pesar de estar diplomado en magisterio y de haber pasado un año en Inglaterra para perfeccionar su dominio del idioma de Shakespeare, David Menéndez prefirió, en 2002, tomar el testigo de su padre y ponerse al frente de una empresa de máquinas recreativas. Convertido en joven empresario, está convencido de que el éxito profesional se logra «a base de innovación». Ahora se mueve en un mercado colapsado, con casi una treintena de competidores en Gijón y con una clientela que califica de «cambiante». Asegura que para negociar con los propietarios de los comercios donde instala las máquinas de Recreativos Menéndez es más importante «ser listo que inteligente».

-Seis años al frente de su empresa de máquinas recreativas. ¿Ha tenido suerte?

-Desde pequeño le echaba una mano a mi padre. Me involucré de verdad en 2002, cuando vuelvo de Inglaterra. Me embarqué en esto de las máquinas recreativas y, poco a poco, con el apoyo de mi padre, conseguí sacarlo adelante. A día de hoy, prácticamente ya la llevo yo, aunque con el asesoramiento de mi padre.

-En un negocio a repartir entre dueños de locales e instaladores de máquinas, ¿se gana dinero?

-Cada vez que abre un comercio, sea cafetería, restaurante, sidrería..., nosotros vamos a hablar con el dueño y negociamos una prima para que nos deje instalar la máquina. No es fácil, porque hay mucha competencia. Nosotros metemos las máquinas y las tenemos en el local mientras dure el contrato. Después nos limitamos al mantenimiento. Una vez hecha la caja, al beneficio que se obtenga se le quitan los impuestos, y la mitad para cada uno. Si la máquina «juega», se gana dinero.

-Habrá empujones para hacerse con cada esquina de un bar...

-Sí, hay mucha competencia. En Gijón trabajan entre veinte y treinta empresas de este tipo. Las hay más grandes, más pequeñas... Pero siempre hay competidores. Nosotros tenemos unas cuantas máquinas tragaperras y algún futbolín por Peón.

-¿Cuentan con clientela fija?

-El cliente es muy voluble, puede cambiar. Existe un cliente fijo, habitual en cada bar, que juega, a lo mejor, tres o cuatro euros cada día. Y luego hay gente que juega más fuerte, pero no en un bar determinado. No es una clientela fija, es cambiante.

-¿Su trabajo crea vicio?

-A mí no. En mi caso, en casa del herrero cuchillo de palo. En cuanto a los clientes, hay que tener en cuenta que funcionamos en un sector que está muy regulado. No pueden jugar menores de edad y, como con el alcohol, pagamos unos impuestos regulados anualmente. En la Historia siempre hubo juego, lo hay y lo habrá. La cosa es saber innovar y adecuarse a los tiempos. En unos meses, por ejemplo, saldrán máquinas digitales que sustituirán a las actuales, manuales.

-Ante el frenazo que viene, ¿sacarán los jugadores las monedas del bolsillo?

-De momento, no se puede hablar de crisis en el tema de las máquinas. Es cierto que la gente tiene menos dinero para lo que es el ocio. Está claro que en las barras de los bares hay menos gente por semana. De momento no nos ha llegado, aunque ya veremos.

-A pesar de estar titulado, prefirió la aventura empresarial.

-Mucha gente de mi edad, para conseguir un trabajo de futuro, tiene que salir fuera de Asturias. Sería interesante que la gente con una carrera pudiera quedarse aquí a trabajar, en casa. Es muy bueno que la gente joven salga fuera, pero que luego puedan volver a Asturias y quedarse aquí.

-¿Cuál es la clave del éxito empresarial?

-Es innovar. Por ejemplo, en la hostelería están todos los negocios cortados por el mismo rasero. Antes los negocios se diferenciaban por la calidad, ahora se supone que en casi todos los sitios hay calidad. Lo que echo en falta es que haya gente que innove, que ofrezca algo diferente.

-¿Hay que cerrar el chigre?

-No, no. A mí el chigre me gusta. Creo que se deben mantener las tradiciones, pero hay que innovar. Así es como se busca la suerte en los negocios.

-¿Tendrá suerte este año el Sporting?

-Creo que este año va a ser el año. Debería serlo. Toca ya. Son muchos años en Segunda, y este año la gente está muy involucrada. Pero sí, también va a depender de la suerte. En los últimos cinco partidos es todo suerte. Si el Sporting la tiene, subirá.

-¿Existe el azar?

-Existe el azar, pero sobre unas bases de trabajo y de constancia. Así se llega al éxito.

-Por fin baja el precio de los pisos.

-Los sueldos no cuadran con los precios de los pisos. Va a haber una recesión porque tiene que equilibrarse.

-Como empresario, ¿es sencillo echar a rodar una empresa?

-Primero, creo que para montar una empresa hay que hacer un estudio punto por punto sobre lo que se quiere hacer. La creatividad es la forma más barata y eficaz de invertir. No obstante, no se apoya lo suficiente a los jóvenes empresarios.

-Zapatero rehúye el pacto con los nacionalistas en la sesión de investidura. ¿Cambios en el horizonte?

-Paso palabra.

-¿Pasa de la política?

-La política me interesa, pero creo que los políticos hablan mucho y hacen poco. Estoy desencantado. Se habla mucho de política, pero realmente hay muy poca gente que entienda de política y sepa de lo que habla.

-Hablemos de otra cosa. ¿Qué necesita un joven para hacerse un hueco en el mercado laboral?

-Primero, creo que saber idiomas. Los idiomas son fundamentales para abrirse un hueco en el mercado. Hay que nacer ya hablando inglés y español. Además, hay que ser una persona trabajadora y, por supuesto, innovadora y constante.

-¿La constancia se aprende?

-Sí, se puede aprender a ser constante. Hay gente que dice que los jóvenes no somos muy trabajadores. Eso lo dicen nuestros abuelos, pero nosotros lo diremos de nuestros nietos. Es una tradición.

-Como especialista en recoger monedas, ¿el euro nos salió caro?

-Lo que está claro es que, en parte, la subida de la vida se debe al redondeo que trajo el euro.