A. RUBIERA

La epidemia de la gripe empezó a «tumbar» a los pacientes del área V en la primera semana de diciembre y a mediados de marzo seguía haciendo estragos importantes.

Sólo cuando empezó a asomar el mes de abril las autoridades sanitarias pudieron considerar que la epidemia debía dejar de considerarse como tal, aunque siguiera habiendo una tasa de entre 30 y 50 afectados por 100.000 habitantes. Esa duración, singularmente larga y que llevó a que muchos gijoneses expresasen -seguro que de forma incorrecta- que este invierno «les había cazado dos veces la gripe», es la principal novedad que supuso la tradicional enfermedad del invierno en el área que afecta a Gijón, Carreño y Villaviciosa.

«Ni siquiera es el año que más casos de enfermos se han dado, lo que ocurre es que llevábamos varias campañas de gran tranquilidad, con una incidencia de la gripe muy baja», explicó Federico Fernández Noval, uno de los técnicos de salud del área.

La estadística de declaración del área sanitaria V registra que la primera quincena de enero fue la peor para la salud de los gijoneses. Entre las dos semanas de estreno de 2008 se contabilizaron 1.651 casos de enfermos de gripe (808 en la semana 1 y 843 en la semana 2, que en tasa por mil habitantes supone 279 casos en la semana 1 y 281,6 en la semana 2). Con diferencia, fueron las cifras más abultadas ya que en diciembre se llegó como máximo a 533 enfermos (177 caso por 100.000 habitantes) en la última semana del año, y a mediados de enero ya estaban las cifras en 610 (tasa de 203). Hay que tener en cuenta que la Consejería tiene establecido el umbral epidémico en 60 casos por cien mil, lo que supone que este año fueron, en total, 15 semanas en epidemia en el concejo, con índices que llegaron a ser cuatro veces la tasa epidémica. Que, sin embargo, se quedan lejos de las estadísticas más abultadas de la historia local. «Yo, al menos, recuerdo años con más de 1.000 casos a la semana», indicó Fernández Noval.

La prolongación de la epidemia la explican los técnicos en el hecho de que dos virus de la gripe, el tipo A y el B (con presencia todos los años, aunque a veces de forma más simultánea) se fueron dando relevo y cuando empezaba a bajar la incidencia del A, el virus tipo B comenzó la elevación de sus casos.