La plaza de Europa, «el pequeño espacio europeo de Gijón», como indicó la alcaldesa, Paz Fernández Felgueroso, ya tiene un nuevo árbol. La regidora del Ayuntamiento gijonés y el presidente del Centro Español de Derechos Reprográficos, Cedro, hicieron ayer los honores coincidiendo con la celebración del Día Mundial del Libro, que tendrá lugar el próximo día 23. «Lo hemos adelantado un poco para poder celebrarlo en Gijón», explicó el máximo representante de Cedro, Juan Mollá, que criticó duramente la «campaña demagógica que se ha desatado en toda España» en relación a los derechos de autor.

En un alarde de metáforas y simbologías, ha sido un cedro el elegido para conmemorar la defensa de la propiedad intelectual. Una especie arbórea cuyo nombre coincide con el acrónimo del Centro Español de Derechos Reprográficos y que, como destacó el escritor José María Merino, «en el mundo clásico ha sido símbolo de vigor, grandeza, perennidad y, sobre todo, de incorruptibilidad. Un hermoso símbolo para una institución que defiende los derechos de autor. Si hay algo incorruptible y permanente en nuestra cultura son las grandes obras de la creación literaria, resistentes al paso del tiempo».

Una cultura que, por tanto, hay que luchar por mantener, combatiendo la piratería y «haciendo llegar a editores y autores los derechos económicos que les corresponden por sus obras». El presidente del Centro Español de Derechos Reprográficos hizo hincapié en la importancia de la formación de las nuevas generaciones en los principios del derecho de autor como base para conseguir una sociedad concienciada, y destacó a este respecto la labor desempeñada por el Ayuntamiento de Gijón en el desarrollo de programas educativos.

Una aseveración que acogió con gusto la Alcaldesa, quien resaltó el compromiso «público y privado» con la lectura en la ciudad. Según informó Fernández Felgueroso, a lo largo de 2007 nacieron más de 60 publicaciones en Gijón merced a la ayuda directa o indirecta del Ayuntamiento y otras instituciones, con dotaciones económicas que globalmente ascienden a 270.000 euros. Pero más allá de la edición o publicación de obras literarias, la Alcaldesa presumió de una larga lista de programas e iniciativas públicas en favor del fomento de la lectura. «Cada recién nacido de esta ciudad no viene sólo con un pan debajo del brazo, sino también con un cuento. Un cuento que le regalamos para animar a sus padres a iniciarles desde una edad temprana en la lectura. Sin duda, es una de las iniciativas que más me gustan», confesó Paz Fernández Felgueroso, que, si bien reafirmó la importancia de las nuevas tecnologías en la era de internet, también reivindicó el papel de la hoja impresa.

«El respeto a la autoría y edición de las obras intelectuales es fundamental y debe crecer sólido, fuerte y robusto», declamó José María Merino. El mismo sino que deberá correr el nuevo inquilino de la plaza de Europa.