Una mujer de 43 años fue detenida por robar joyas de la casa en la que trabajaba como empleada de hogar. La dueña del domicilio la había avisado de que a finales del mes de abril dejaría de trabajar a su servicio. Pocos días más tarde, la trabajadora comunicó que ya no volvería al hogar, a pesar de que le quedaban tres días para acabar su contrato. En principio, la dueña no se percató del hurto, hasta días más tarde, cuando quiso ponerse un colgante. En ese momento intentó localizar a su antigua empleada de hogar y no pudo. Nunca la atendía al teléfono móvil, ni estaba en su domicilio cuando telefoneaba. Por eso decidió denunciarla.

Los agentes del Cuerpo Nacional de Policía consiguieron hallar las piezas de joyería, que habían sido vendidas a un establecimiento de Gijón. Procedieron en ese momento a la localización y la detención de la empleada, que se arrepintió y aseguró que necesitaba el dinero para sus hijos.