J. C. GEA

El vigor de Juan Barjola como autor de obra gráfica ocupa desde ayer dos de las plantas del museo que lleva su nombre en Gijón. Bajo el título de «Obra gráfica», el centro inauguró, en presencia de las máximas autoridades regionales y del hijo del pintor y arquitecto Juan Galea Barjola, una extensa muestra que recoge 106 estampas del artista pacense fallecido en 2004 pertenecientes a la espléndida colección de Rafael Gil Álvarez, distribuidas en 34 grabados, 44 litografías y veinte serigrafías en las que Barjola aborda los temas en los que insistió a lo largo de su trayectoria: tauromaquias, principalmente, pero también camerinos, perros, retratos apócrifos, niños, y una muestra temprana de su trabajo, de temática religiosa. En todas ellas queda patente la maestría como grabador del artista y la potencia de su dibujo, que el comisario de la exposición, Luis Rubio, considera como el «esqueleto de la expresión» en la poderosa obra de Barjola.

La muestra recoge las cuatro grandes publicaciones que ilustró el pintor: «Tauromaquia», «Tauromaquia y destino», «Cinco variaciones visionarias», «Tauromaquia. Mortal 1936», que en sus ediciones dialogaron respectivamente con textos de Alberti, Gamoneda, Hierro y, de nuevo, Gamoneda. Además de su interés en el tema taurino -que trascendía, según Rubio, «cualquier interés por la fiesta nacional, para hablar en realidad de la supervivencia»- se exponen trabajos muy peculiares, como las seis serigrafías impresas por la galería madrileña Rayuela en homenaje a Velázquez o la tauromaquia que se incluyó en la carpeta que el entonces presidente Felipe González obsequió a los dirigentes que participaron en las conversaciones de paz de Oriente Próximo en la ronda de Madrid, en 1991.

En palabras de Luis Rubio, el recorrido deja bien patentes las cualidades de Barjola «como gran dibujante» y su «maestría en el uso de los blancos, los negros y los grises, con las sutiles variaciones que dan la vida y la expresión a esta obra».

«Obra gráfica» se completa con una exposición de catálogos tempranos y de monografías dedicadas a Juan Barjola, y un dibujo y una medalla obra de Julio López Hernández.