La sección octava de la Audiencia Provincial de Asturias ha condenado a quince años y nueve meses de prisión a Javier Murillo Alcoba por la muerte de su compañera sentimental, María Sonia Seinaldo, cuyo cuerpo apareció calcinado en un descampado de la parroquia gijonesa de Cenero en mayo de 2003.

El Tribunal le ha condenado a catorce años de prisión por un delito de homicidio con agravantes de parentesco y abuso de superioridad, y la atenuante de dilaciones indebidas, y a un año y nueve meses por otro de maltrato habitual, además de al pago de 60.000 euros a los padres de la víctima.

Tanto el autor del homicidio, de 40 años, como su compañera, de 34, eran toxicómanos y mantenían "frecuentes discusiones" que les habían llevado a dejar y volver a mantener la relación en varias ocasiones a lo largo de 12 años.

La sentencia considera probado que el condenado mató a golpes a su compañera la noche del 20 al 21 de mayo en la habitación que tenían alquilada en un piso de la calle Magnus Blikstad de Gijón y que esa misma madrugada trasladó el cuerpo hasta un descampado de la parroquia de Cenero, donde le prendió fuego.

El cuerpo de la mujer fue encontrado el 1 de junio, en avanzado estado de descomposición y con las ropas semiquemadas, por una mujer que paseaba por la zona.

Durante el juicio, el homicida negó ser el autor de la muerte de su compañera y aseguró que las manchas de sangre encontradas por la Policía en la habitación en la que convivían eran debidas a que allí se daban cita "colegas" para inyectarse sustancias psicotrópicas.

La Fiscalía había pedido una pena de 20 años de prisión por asesinato y otros tres años por malos tratos continuados, mientras las dos acusaciones particulares, la del padre y la de la madre de la víctima, pedían 25 y 24 años de prisión, respectivamente.

La defensa solicitaba la libre absolución, al interpretar que el acusado no había sido el autor de los hechos que se juzgan.

La sentencia descarta que pueda considerarse un asesinato porque no está demostrado "en absoluto" si el acusado premeditó la muerte de su pareja, aunque señala que sí hay "pruebas indirectas o indicios, todos ellos debidamente probados a su vez por otros medios probatorios", que confluyen en él como autor del crimen. EFE