R. V.

Constructoras y bancos son las entidades más interesadas en la próxima reactivación de la denominada «operación Chamartín» en Madrid, que plantea una actuación urbanística de gran envergadura al generar más de tres millones de metros cuadrados de suelo residencial a partir del soterramiento de la estación y de las vías de ferrocarril del entorno. La operación, que se publicitó como la más ambiciosa de Europa, está en manos de la sociedad Desarrollo Urbanístico de Chamartín, conformada por BBVA (72,5%) y la constructora San José (27,5%).

La crisis del sector de la construcción parece ser el motor que permitirá avanzar en esta operación ferroviaria y urbanística de la que ya se empezó a hablar en 1990 y que lleva alrededor de doce años paralizada por enfrentamientos políticos, procesos judiciales abiertos por los propietarios iniciales del suelo que ocupara la estación y cambios en el diseño residencial de la prolongación de la Castellana que incluía quince rascacielos de oficinas además de 16.000 viviendas. Incluso la coincidencia del atentado del 11-M con una reunión de trabajo colaboró en la paralización de un proyecto que impulsó el gijonés Francisco Álvarez-Cascos en su etapa de ministro de Fomento y que ha tenido como interlocutores políticos a Esperanza Aguirre y a Alberto Ruiz-Gallardón.

La recuperación de la denominada «operación Chamartín» hace que Madrid se sume a las ciudades que tienen en marcha un proyecto de soterramiento de estación ferroviaria. Soterramiento que algunos colectivos y particulares gijoneses reivindican para el proyecto de integración del ferrocarril en el centro urbano de Gijón, que ha optado, tras ocho años de modificaciones, por una estación semisoterrada en Moreda, a la altura de la calle de Carlos Marx, en lugar de por la anticipada estación subterránea en El Humedal. El gobierno local, que lidera Paz Fernández Felgueroso, da por buena esa opción al considerar que la centralidad del servicio ferroviario está doblemente garantizada por la cercanía de barrios densamente poblados y por la futura estación del metrotrén en el entorno de la plaza de Europa. Además se considera abierta la posibilidad de soterrar las vías hacia Veriña, como piden los vecinos, en un futuro.

La estación de Moreda será el punto de relación de Gijón con la Alta Velocidad (AVE), que, sin embargo, sí llegará bajo tierra en otras ciudades que también actualizan sus servicios ferroviarios como la cercana Vigo. La localidad gallega enterrará ocho kilómetros de barrera ferroviaria frente a los escasos dos de la operación gijonesa, que deja atravesar la ciudad en metrotrén sólo a los trenes de cercanías.