C. JIMÉNEZ

Manuel Lecuona, doctor en Bellas Artes por la Universidad Politécnica de Valencia y catedrático de Universidad en Gestión del Diseño, ofreció una charla dentro del ciclo «Gijón diseña» que patrocina y coorganiza el Ayuntamiento junto con la dirección del máster en gestión del diseño industrial de la Universidad de Oviedo. Es asesor de pymes en Valencia, Barcelona Centro de Diseño, Prodintec, Centro Tecnológico de la Madera en Chile, Instituto de la Pyme de Valencia y Centro Aragonés del Diseño.

-¿Qué importancia tiene el diseño industrial en el desarrollo de la estrategia empresarial?

-Si, por ejemplo, es para una empresa que decide competir a precio, la incidencia del diseño será pequeña; pero si busca diferenciación en las características de sus productos, en su manera de posicionarse en el mercado, ahí el diseño va a ser muy importante porque da una visión global y la capacidad de detectar esos factores que no son imputables a la máquina ni al precio del material, sino a cómo se ha incorporado el producto al usuario y a un escenario de venta. Hay miles de fórmulas para hacerlo bien, adaptando el diseño a las necesidades de cada uno, pero la empresa nunca debe arrodillarse frente al diseño.

-¿Cuál es la relación entre diseño e innovación?

-Deben ir paralelos. No se puede decir que primero es el diseño y después la innovación. Incluso sería más cauto y diría que la política de diseño es una política más amplia que engloba muchos aspectos y factores: uno de ellos es el diseño, pero también podría ser I+D o la configuración de las políticas de la innovación. Son dos conceptos que deben ir en paralelo.

-Se habla del diseño industrial como valor añadido.

-Ése es un término ya decimonónico, de cuando estábamos en una situación endémica y nuestro potencial no era más que el productivo; entonces el diseño era un valor que se le añadía y le daba más potencial, pero en este momento esa manera de analizarlo no sería la apropiada.

-¿A quién corresponde la gestión del diseño industrial?

-Yo creo que es un perfil amplio. No podemos decir que el diseñador sea el más idóneo porque a lo mejor es una persona muy creativa y altamente divergente que tiene modelos muy subjetivos o muy opacos a la hora de justificar un proceso. En la gestión del diseño el flujo de material humano puede cubrir un espectro muy amplio: puede ser desde un ingeniero a un arquitecto o un economista, pasando por un diseñador o incluso un especialista en filología. Cada especialista desarrolla su propio perfil, que se corresponde más con una formación de posgrado, muy tutorizada en base al entorno donde va a desarrollar su actividad profesional.

-¿Cómo se puede integrar el diseño en la pyme?

-Ante la problemática de la crisis que estamos sufriendo, que no es ni una crisis económica ni coyuntural sino que es una crisis estructural en la que cambia el entorno y se nos dice que los sectores tradicionales ya no pueden funcionar como funcionaban, no hay un modelo explicativo claro, hablamos más bien de oportunidades de negocio. A partir de ahí en donde tendrán que establecerse las estrategias de una pyme.

-¿Conoce lo que se está haciendo en Asturias?

-Son medidas más para cumplir el déficit del pasado. Debería conseguirse estar en la línea de salida con los recursos necesarios para llegar al futuro. Ahora mismo, como en el resto de políticas que se están haciendo a escala nacional, no son de futuribles.

-¿Cuál es el reto dentro del diseño industrial?

-Pasar fundamentalmente a los espacios claramente estratégicos, configurando un nivel medio en la toma de decisiones de la empresa denso en el que actúen diferentes agentes, con una capacidad prospectiva a medio plazo, como mínimo.