C. JIMÉNEZ

La previsible elevación del nivel de mar en medio metro de aquí a final de siglo como consecuencia del cambio climático podría traducirse en la desaparición de la playa de San Lorenzo, si se mantiene la tendencia actual en el calentamiento global del planeta, según los expertos presentes en el congreso sobre cambio climático y oceanografía que estos días se celebra en Gijón.

César González-Pola, físico del Centro Oceanográfico de Gijón y Antonio Bode, biólogo del Centro Oceanográfico de A Coruña coinciden en señalar que las predicciones realizadas hasta el momento por el Panel Intergubernamental contra el Cambio Climático son bastante conservadoras. Los científicos confían en que en los próximos años se pueda reducir la incertidumbre y buscar unos modelos fiables para analizar la evolución de las variables vinculadas al calentamiento global. De momento las previsiones para los próximos años no son nada halagüeñas.

El calentamiento de la columna de agua que va desde el golfo de Vizcaya hacia el Cantábrico ha registrado un incremento de 0,3 grados en los últimos 15 años para los primeros 1.000 metros de agua, lo que cuadriplica las tendencias del Atlántico del pasado siglo. Actualmente se están encontrando estas tendencias en otras regiones del Atlántico Norte. Pese a todo los efectos del cambio climático en nuestro litoral llegan más atenuados frente a otras regiones sin marea ni oleaje.

«Actualmente todo el Atlántico ha entrado en una fase de calentamiento sostenido. El océano global también está en un proceso de calentamiento aunque es mas acusado en el Atlántico Norte», afirma Pola. Sí está confirmado que la subida de la temperatura del mar provoca una mayor estratificación, es decir, una mayor diferencia de temperatura entre el agua de la superficie y la del fondo, lo que reduciría la generación de nutrientes marinos, según Bode. Aunque no está concretado qué especies se encuentran en peligro, los pesquerías del Norte ya han empezado a notar los efectos del cambio climático. En Galicia se ha visto reducido considerablemente el crecimiento de los mejillones y en Asturias comienzan a aparecer especies marinas subtropicales. En la zona del mar del Norte se han registrado presencias inusuales: salmonetes y peces ballesta y una merma del bacalao.

«Ante el cambio climático no se puede hablar de efectos locales sino de acciones globales», apuntan los dos expertos. Por eso animan a tomar conciencia sobre las consecuencias de las emisiones de CO2 y soluciones vinculadas a un menor consumo energético. «Es una cuestión de acción y no tanto de medios materiales», concluyen.