R. VALLE

José Ramón Tuero, concejal de Deportes del Ayuntamiento de Gijón, tenía marcada en su agenda de ayer una visita a unas pistas de tenis, la entrega de premios del torneo escolar «Villa de Gijón», la asistencia al campeonato de fútbol «free style» y la entrega de medallas del Campeonato de España de patinaje y del III Concurso de tiro con gomeru. Pero ése no era el plan original. Hace unas semanas su agenda le colocaba en Lanzarote para revalidar su categoría de «finisher», nombre que reciben quienes concluyen el Ironman, considerado por muchos una de las pruebas deportivas más duras y completas del circuito internacional. Y es que Tuero, triatleta del club Academia Civil al que llegó tras ser uno de los fundadores del Club Oly Triatlón El Musel, es un doble «finisher». El concejal puede presumir de haber terminado el Ironman lanzaroteño en las dos ocasiones en las que ha participado: en el año 2000 con una marca de 15 horas y nueve minutos y en el año 2004 con el resultado final de 15 horas y veinte minutos. «Esa segunda vez había entrenado algo más pero sólo a mí se me ocurre hacer una semana antes la media maratón de Gijón y claro... Eso sí, la prueba de Gijón la hice en una hora y 29 minutos, que no está mal», explica el actual concejal de Deportes y deportista de corazón desde sus años de infancia en La Calzada y de juventud en la localidad leonesa de Mansilla de las Mulas, donde llegó a ser alcalde antes de abandonar el puesto para regresar a las filas del socialismo de su ciudad natal.

Precisamente un amigo de Mansilla, Talín Brezmes, llevó a Tuero a su primer Ironman. Tuero se comprometió con Brezmes a acompañarle a Lanzarote a cambio de una bicicleta. Un negocio dudoso si se tiene en cuenta que la competición lanzaroteña supone nadar 3.800 metros a mar abierto, recorrer 180 kilómetros en bicicleta y hacer una maratón de 42,2 kilómetros. «Y esa primera vez nadé sin neopreno. Debíamos de ser dos o tres de los mil participantes», recuerda el concejal que llegó en el pelotón de los últimos pero se enganchó a las pruebas. Su compromiso personal era repetir cada cuatro años, como si fueran sus propios juegos olímpicos, pero en este tercer intento la historia ha dado un quiebro a causa de su otra pasión: la política. Eso si, la bicicleta y la amistad con Talín aún las mantiene.

Ser un «hombre de hierro» es sólo una de las caras del deportista José Ramón Tuero que asegura «ser aprendiz de todo y maestro de nada porque yo siempre fui mediocre» pero que ha practicado desde la natación hasta el ajedrez. De los 8 a los 13 años fue nadador del Santa Olaya «aunque las buenas eran mis hermanas» y de los 14 a los 18 años compaginó sus estudios de electrónica en el Gedo con su participación en el equipo de fútbol del centro escolar. De la natación y el fútbol dio el salto al triatlón, aunque por el camino también estuvo federado en ajedrez, vela, bádminton... «y alguna cosa más que ahora no recuerdo». El deporte también ha marcado su trayectoria educativa, profesional y política. Hay que tener en cuenta que es maestro de Educación Física, que entre sus trabajos se encuentra ser socorrista de piscina y monitor de aerobic y gimnasia de mantenimiento -trabajos que compaginó con la Alcaldía de Mansilla de las Mulas- y que ahora es el concejal de Deportes. Un concejal que ya en alguna ocasión, y piensa repetir, dio el pistoletazo de salida de una competición, participó en ella y luego en la meta se encargó de dar el premio a los ganadores. «Lo hice en la carrera popular del Grupo y el Santa Olaya», explica.

Pero si se le pregunta por sus mejores recuerdos deportivos Tuero vuelve la vista a Barcelona donde fue voluntario olímpico en 1992. Para su historia personal quedan los minutos que fue olímpico por Polonia. Sólo era el ensayo general de la gala inaugural de los juegos de Barcelona pero... fue suficiente.