M. IGLESIAS

Más de diecisiete autobuses, que superaban el cupo de los 1.000 pasajeros -todos ellos norteamericanos-, partieron ayer, a las nueve de la mañana, de las inmediaciones de El Musel destino al centro de la ciudad. En su interior viajaban los turistas y la tripulación del «Prinsendam», el crucero que atracó ayer, por primera vez, en las costas gijonesas, procedente de Lisboa.

Tras la llegada al Puerto Deportivo, el pasado sábado, del yate del empresario Fernando Fernández-Tapias -más conocido como «Fefé»-, que causó la máxima expectación entre los curiosos, el «Prinsendam» sólo pudo ser observado por unos pocos: la tripulación, los viajeros y los operarios de El Musel.

Durante el día de ayer, los más de 790 pasajeros del crucero y los 428 tripulantes conocieron los lagos de Covadonga, el Naranco y el centro de Gijón. Excursiones relámpago, ya que a las 17.30 el barco zarpó rumbo hacia Bilbao. Posteriormente el buque tiene previsto recorrer los puertos de La Rochelle, Burdeos, Brest, Sant Peter Port, Dover, Zeebrugge y Amsterdam. Ésta era la primera vez que el «Prinsendam» atracaba en El Musel y también la primera vez que la naviera americana Holland American Line (HAL) operó en el Puerto.

De todas formas, el buque llamó la atención por sus dimensiones: 204 metros de eslora, 35,3 metros de manga y más de 7 metros de calado. Un gigante, del que disfrutaron sólo aquellos que pudieron, pero que el puerto guardará entre sus conquistas.