Carta abierta a nuestros dirigentes: los abajo firmantes somos médicos especialistas del Hospital de Jove con más de veinte años de ejercicio en nuestros respectivos puestos de trabajo y creemos hablar en nombre de muchos otros, más jóvenes que nosotros, así como del resto del personal con el que compartimos preocupaciones y tareas.

Durante todo este tiempo hemos atendido a la población que nos ha sido asignada dentro del mapa sanitario regional, según concierto establecido inicialmente con el antiguo Insalud y posteriormente renovado por el Servicio de Salud del Principado de Asturias.

Desde el principio hemos vivido con orgullo el sabernos formando parte de la red hospitalaria pública y con el mismo orgullo manifestamos nuestro convencimiento de haber trabajado bien. Se nos ha exigido muchas veces demostrarlo más y mejor que a otros y hemos asumido esa exigencia como algo consustancial a nuestra tarea, como la forma natural de hacernos respetar y ganar nuestro espacio en un entorno no siempre del todo amigable y casi nunca del todo neutral.

En este contexto, siempre nos ha costado demasiado aproximar nuestras condiciones laborales a las del personal del resto de los hospitales de la red pública, habiéndose logrado la última seudoequiparación, tras un largo y costoso conflicto, con la firma del último convenio colectivo.

Hablamos de «seudoequiparaciones» porque han sido siempre simples acercamientos transitorios, sin garantía de continuidad y sin que nos hayamos visto libres de una sucesión en cadena de nuevos agravios comparativos, alguno de los últimos de importancia cualitativa y cuantitativa nunca superada con anterioridad, tal como el que se deriva de la falta de reconocimiento de nuestro derecho a la carrera profesional retribuida, en condiciones similares a las aprobadas por la Administración pública para el personal estatutario.

Que esta misma Administración niegue públicamente ese derecho al personal de hospitales concertados tales como el de Jove o el de Arriondas, a los que la propia Consejería de Salud incluye en todas sus publicaciones como parte de los recursos hospitalarios de la red pública, resulta insensato y confiamos en que esté aludiendo tan sólo a alguna suerte de legalismo que le permite justificar la discriminación y no esté negando en realidad nuestro derecho moral a no ser discriminados.

Porque ¿tenemos o no tenemos ese derecho moral a unas condiciones laborales definitivamente libres de diferencias no justificadas que pueden llegara en ocasiones a resultar humillantes? La cuestión es sencilla: atendemos a sus mismos enfermos, se nos exigen iguales rendimientos, los cumplimos al menos en la misma proporción que la media de sus propios hospitales y lo hacemos generalmente con recursos humanos y materiales más ajustados. Venimos trabajando duro desde hace muchos años (algunos de nosotros más de veinticinco o incluso treinta) y no lo hemos hecho mal. ¿De verdad creen que pueden negarnos el derecho a ver reconocida nuestra trayectoria profesional de la misma forma que se reconoce en los demás? ¿Alguien piensa que no debemos rebelarnos contra la humillación que supone tener que reclamar una y otra vez lo que por dignidad y desde el sentido común nos corresponde?

La disposición adicional tercera del convenio colectivo vigente en nuestro hospital establece textualmente que «los sistemas de carrera profesional y promoción profesional serán implantados en la Fundación Hospital de Jove en el año 2008 siempre que la Fundación obtenga expresamente del Servicio Público de Salud del Principado de Asturias la financiación necesaria para tal fin».

El Servicio Público de Salud, por su parte, no sólo no ha manifestado intención alguna de aportar la financiación justa y necesaria, sino que por boca de algunas de las autoridades sanitarias del Principado se ha negado de forma reiterada nuestro derecho a reclamarla.

En esta situación, ¿qué se supone que vamos a hacer nosotros? Nos encontramos ante un dilema y nos cuesta elegir entre diferentes opciones: ¿es mejor que nos movamos o que nos quedemos quietos? ¿Hemos de seguir esperando o abandonamos definitivamente? Y si tenemos que esperar, ¿hasta cuándo y con qué expectativas?

Señor consejero de Salud del Principado, señora gerente del Sespa, Patronato y señor gerente de la Fundación Hospital de Jove:

¿Qué piensan ustedes que debemos hacer?

Necesitamos su consejo y solicitamos por ello sinceramente esperanzados su opinión. No en vano algunos de ustedes han acumulado ya una cierta experiencia en esa deplorable forma de negociación que consiste en empezar negando con escasa argumentación lo que saben que acabarán por conceder en cuanto la situación se les vuelva en contra, bien sea en forma de huelgas, de movilizaciones ciudadanas o simplemente de impopularidad política en fechas clave del calendario electoral. Lo hemos visto demasiadas veces y no nos gusta. No queremos aprender.

Ahórrennos la vergüenza de tener que coprotagonizar con ustedes un nuevo episodio de tan penoso espectáculo. No queremos huelgas, no buscamos movilizaciones y les deseamos a todos lo mejor en sus respectivas carreras profesionales y políticas. Pero exigimos que no nos ignoren, que nos respeten y que se pongan de acuerdo para negociar con responsabilidad, con justicia y sin nuevos agravios, una forma de financiación que nos libere en el futuro de situaciones de desigualdad como la presente.

De lo contrario dígannos, de una vez por todas, qué esperan que hagamos.

Víctor Álvarez Fernández, M.ª Cruz Díez Santiesteban, Dámaso Escribano Sevillano, Begoña Nespral Pazos y Pilar Nosti Martínez son jefes de servicio del Hospital de Jove y, con ellos, firman este escrito (por orden alfabético) los adjuntos Alejandro Andichoechea Agorria, Jaime Barrio Bernardo-Rúa, Benigno del Busto Lorenzo, Ezequiel Cuesta Fernández, Ana Guisasola Tirador (adjunta); Abdul Aziz Ibrahim Basha, Carlos Menéndez Losada, Antranik Mokhtarian Tchamsarian, José Luis Molins Albanell, César Monte Carreño, Pedro Niembro Martín, Cristina Redondo Pérez, Isabel Rodríguez-Vigil F., José Ignacio Tirador Menéndez y Alfredo Vázquez Prieto.