Benjamín LEBRATO

Los socios fundadores del Club de Golf de Castiello fueron 200, entre los cuales estaban los verdaderos artífices, que protagonizaron todas las gestiones y obras para inaugurar el club, ellos fueron los «cinco magníficos»: Félix Cifuentes, Juan Suárez, Javier Loring, Juan Velasco y Juan Alvargonzález.

En la historia que dejó escrita Félix Cifuentes, resulta muy evocadora la información clara y detallada de los orígenes y circunstancias de la fundación del Golf de Castiello, pero ésta puede enriquecerse con el testimonio de otro de sus protagonistas: Juan Suárez Martínez, que en sus escritos quedó constancia de los momentos y de las personas claves de la formación del club.

A tal extremo llegó la dedicación y el trabajo durante años de Félix Cifuentes y Juan Suárez, en la creación del Golf de Castiello, que fueron conocidos como «la madre y el padre del golf».

Para Juan Suárez, una de las personas que desempeñó un papel decisivo en el proyecto, fue el notario de Gijón, José Antonio Cienfuegos, quien «nos facilitó la pista de la finca de Castiello, propiedad de la familia García-Baxter, residentes en Madrid, con quien estaba emparentado, ayudándonos mucho en los primeros pasos y en las gestiones con Allende, así como en la firma del contrato en el marco del hotel Real de Santander, sobre una magnífica mesa de mármol».

En varias ocasiones se desplazó a Santander Juan Suárez, «fuimos al Club de Golf de Pedreña, donde recibimos los buenos consejos de Agustín Mazarrasa, entonces presidente de esta sociedad, que estaba casado con una hermana de Javier Loring. El autor del diseño del campo fue el marqués de Miranda, que estaba muy relacionado con un personaje clave en el desarrollo del turismo, Luis Antonio Bolín, juntos participaron en proyectos de la red de Paradores Nacionales de Turismo. Fue, por tanto, también el marqués del Miranda quien se ocupó de la decoración de la Casa-Club, así como de la insignia del club».

Sobre el campo, Juan Suárez aporta nuevos datos de Juan Canellada: «Era persona de confianza de la familia Velasco, tasador de sus fincas y topógrafo de gran experiencia, que había dirigido las obras del ferrocarril minero de La Camocha. Personaje polifacético, a quien Juan Velasco había apodado con el nombre de «hombre llave inglesa», porque valía para todo, convirtiéndose en una figura clave en la construcción del campo.

La correspondencia entre Juan Suárez y Félix Cifuentes era muy frecuente, despachando sobre los temas de las obras en general, como ejemplo una del 13 de diciembre de 1957, de Juan a Félix: «Las obras del campo van francamente bien, pues ya están terminados los greenes del 3, 4, 5 y 7, y de no ser por el tiempo de estos días, ya estarían también los del 1 y 2. Se podrá completar todo bajo las órdenes de Canellada para mediados de enero, o sea, con tiempo necesario para sembrar. Javier Loring está ahí desde hoy y supongo que te habrá informado de nuestra visita a la Diputación... para las obras de la carretera? Trataré con Canellada de tus sugerencias sobre abono del terreno. Es un hombre que tiene una visión muy práctica de los problemas y charlando con él se suelen encontrar las mejores soluciones. Las obras del chalé entrarán ahora en un período de actividad pues ya se dispone de una cuadrilla de albañiles. La vivienda de los empleados están ya prácticamente acabadas. Diego ya ocupa la suya desde hace días. Por cierto que han quedado muy bien».

Otro de los éxitos decisivos para Juan Suárez, en los primeros años del golf: «Fue sin duda el restaurante un aliciente decisivo, a cargo de Angelina en la cocina, que había aprendido el oficio en Madrid, con el cocinero Serrau, y a su vuelta a Asturias había estado en casa de los Botas Menéndez, donde había tenido ocasión de consolidar sus conocimientos con Carmina Menéndez, excelente cocinera. No es de extrañar que Angelina, tras su matrimonio con Sérvulo, al enterarse de que se iba a inaugurar el club, fuera a ver a Marimen, y le propusiera trabajar en el club, ella como cocinera y su marido como conserje».

Juan Suárez fue miembro de la junta directiva presidida por Javier Loring, desde su fundación en 1958 hasta el 3 de abril de 1975, con el cargo de secretario, que habitualmente en estas sociedades es el «motor» de las mismas. Nada más constituirse la segunda junta directiva de Castiello, presidida por Andrés Ruiz de Velasco Oria, les concedió a Suárez y a Loring la medalla de oro del club, como reconocimiento por su impagable labor en favor de la sociedad.