Hace siete meses salió de Gijón y llegó a Stuttgart con una maleta no demasiado grande y con lo justo para aguantar hasta Navidades, que volvería a casa de vacaciones. No sabía alemán y su nivel de inglés era digno, pero con objeto de perfeccionarse allí. Graciela Castellanos cambió el Polígono de Pumarín por el Max Plank, uno de los institutos de investigación más prestigiosos de Europa, donde prepara su proyecto fin de carrera entre tubos de ensayo, libros y una complicadísima terminología.

-¿Cómo se llega del Polígono de Pumarín a Stuttgart?

-Gracias a una amiga que estuvo aquí haciendo el proyecto fin de carrera antes que yo. Siempre me gustó mucho la química y cuando acabé los estudios quería hacer el proyecto de cara a la investigación científica y hacerlo en un país extranjero, porque también quería perfeccionar mi inglés.

-No se fue a cualquier sitio. El Max Plank tiene fama de ser uno de los institutos de investigación más prestigiosos de Europa...

-Y es una fama correspondida. Estoy encantada de estar aquí, y muy orgullosa.

-En una época en la que algunos estudiantes, especialmente universitarios, se muestran reacios a salir del país, ¿cómo tomó la decisión?

-Bueno, mucha gente está muy cómoda en sus lugares de origen y cuanto más tiempo pasa, más miedo te da dejarlo todo y empezar un período nuevo. Yo creo que es una experiencia muy enriquecedora, porque te da una visión más global, más humana y te permite conocerte mejor a ti mismo. Me dio miedo marchar, claro, pero lo tenía en la cabeza desde hacía años y en cuanto me notificaron que me aceptaban hice las maletas y en quince días estaba aquí. No podía dejar de intentarlo porque podía arrepentirme toda la vida.

-¿Le ha costado adaptarse al estilo y al rimo de vida europeos?

-Hombre, lo noto, pero el cambio me ha venido muy bien.

-A la hora de trabajar, ¿aprecia mucha diferencia con Asturias o el trabajo es el trabajo?

-Aquí en Alemania los estudios están llevados de otra forma. Los universitarios tienen desde muy pronto contacto con la industria y la empresa privada, y los medios a nivel profesional son muchos. Asturias sí tiene medios, pero a veces es difícil encontrarlos.

-¿Cuál es su función, su día a día en el Max Plank?

-Investigo para mi proyecto de fin de carrera. Trabajo en una clean room (sala limpia), un recinto donde se realiza un proceso fotolitográfico, donde creo un patrón y a partir de él hago superficies microestructuradas de material polimérico.

-Suena a otro idioma... ¿Qué tal lleva el tema del alemán?

-Poquito a poquito, pero bien. Ahora estoy aprendiendo alemán. Cada pequeño logro es todo un triunfo. Pero aquí, si no hablas alemán o no entiendes algo en alemán, rápidamente cualquier persona habla perfectamente inglés y todo con lo que tienes que trabajar está en inglés.

-Los dibujos animados siempre representan a los químicos mezclando sustancias de colores que les explotan en las manos y les dejan el pelo cardado... No será eso lo que le animó a elegir su camino, ¿verdad?

-Je, je... No, pero me gusta investigar, probar, que salgan cosas y que se puedan aprovechar. Es algo que es divertido y es bonito. Es un trabajo entretenido, porque siempre estás probando. Es una continua búsqueda de algo.

-Cuando presente el proyecto, ¿qué tiene en mente?

-Pues no lo sé. De momento, pienso en el presente.

-¿Desde el campus de Viesques se puede llegar a donde quieras?

-Creo que sí. Antes esto era sólo un sueño, y estoy muy contenta de haber luchado por él y haber llegado hasta aquí. Creo que cualquiera, si realmente lo quiere, puede conseguirlo.

-El sueño ya está cumplido. ¿Qué sueña ahora Graciela?

-Seguir investigando, pero dónde no lo sé. Puede ser que en Asturias o que en cualquier otra parte del mundo. Allí donde me guste y me llamen, iré.

-¿Adónde le gustaría llegar con sus investigaciones ?

-Me gustaría participar en el descubrimiento de algo que pudiese ayudar a curar una enfermedad o dar alimentos donde no se pueden cultivar. Participar en algo que pueda ayudar a las personas.

Graciela Castellanos Riera

- Nace en Gijón, el 11 de mayo de 1978.

- Estudió un ciclo formativo de grado superior de Técnico en Química Ambiental y, dos años después, decidió empezar Ingeniería Técnica Industrial en la especialidad de Química de la Universidad de Oviedo, en el campus de Viesques.

- A finales del pasado octubre hace las maletas y se va a Alemania con un contrato de un año en el prestigioso instituto de investigación Max Plank, donde prepara su proyecto fin de carrera que presentará en julio.

- En su tiempo libre, disfruta conociendo nuevos rincones de la ciudad de Stuttgart, donde reside, y andando en bicicleta.

- Se define como una mujer soñadora, leal a sus principios, ingenua, cabezota, tierna y perfeccionista.