A. R.

La Casa Malva, el recurso más visible y más novedoso de todo el estado español para atender integralmente a mujeres víctimas de violencia de género, ya cumplió un año. Y en ese tiempo ha logrado un nivel de ocupación del 80% de media, con un total de 148 ocupantes en el plazo de estos doce meses.

Pese a que la Casa Malva nació por y para la atención a la mujer maltratada, lo cierto es que ya ha atendido a más hijos de víctimas que a éstas. Así, de los 148 ocupantes totales, 72 fueron mujeres, 73 fueron hijos de éstas, y tres más fueron familiares al cargo de las víctimas.

El Centro de Atención Integral a Mujeres Víctimas de Violencia de Género, la Casa Malva, está ubicada en el barrio de Montevil y fue inaugurado en marzo del pasado año por la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega. Pero no fue hasta julio cuando llegaron las primeras inquilinas, tras una fase larga de promoción del nuevo dispositivo, que incluyó las visitas a la casa de cerca de 3.000 personas de colectivos vecinales, asociativos, particulares... tanto asturianos como de otros puntos del país.

En el escaso tiempo que lleva funcionando la Casa Malva ya ha vivido una polémica y varios premios. La polémica vino dada por las acusaciones vertidas por algunas ex-inquilinas, que sostenían que el centro tenía un carácter «carcelario» que las convertía en víctimas doblemente. La investigación llevada a cabo, a raíz de la denuncia pública, descartó cualquier tipo de mala atención aunque quedó claro que, como centro integral que es, no es simplemente un recurso de alojamiento para las mujeres maltratadas, sino un programa de atención, desarrollo y búsqueda de alternativas para el futuro de las mujeres. En el apartado de premios, el centro gijonés y sus impulsoras obtuvieron uno de la Federación de Mujeres Progresistas de España -galardón «Cambiando el mundo»-, y el premio «Ciudadanos 2007».

La directora del Instituto Asturiano de la Mujer, María Fernández Campomanes, que ayer presentó los datos del primer año de vida de la Casa Malva, indicó que la cifra de personas atendidas es el «signo más visible» del nuevo modelo de atención que se ha impulsado, haciendo una casa de colores que todo el mundo identifique como la morada y el albergue de muchas víctimas asturianas. «Lo importante es pasar de la casi clandestinidad al amparo de la complicidad de la sociedad con las víctimas», destacó Campomanes.

La vía de entrada de las mujeres a la Casa Malva fue, según las responsables, mayoritariamente la de urgencia. En concreto, un 93% de las ocupantes (67 mujeres en total) llegaron por vía de urgencia, y sólo un 7% se correspondieron con traslados dentro de la Red de Casas de Acogida y a peticiones valoradas previamente desde los Servicios Sociales correspondientes. Con respecto a quién realiza la petición de ingreso, en primer lugar está el 112-Asturias (40%) y en segundo los de las mujeres que lo hacen por iniciativa propia, (11%) vía telefónica o presencial. El resto de peticiones provienen de las fuerzas de seguridad (18%).

Otros datos ofrecidos ayer por las autoridades tienen que ver con el perfil de las usuarias: mujeres en su mayoría menores de 35 años, asturianas, con hijos a su cargo y que han denunciado a su esposo o pareja, con quienes convivía, por maltratos físicos o psíquicos.

Datos globales:

-Ingresos totales: 148 personas (72 mujeres, 73 hijos/as y 3 familiares al cargo). -Ocupación media de la Casa: 80% -Tiempo medio estancia: menos de 2 meses -Salidas por cumplir objetivos: 31%

Perfil

Mujer asturiana, menor de 35 años, con un menor a su cargo, que ha sufrido maltratos físicos o psíquicos del marido o compañero, y que ha denunciado al agresor en un 52% de casos.

Caso a caso

-Procedencia: 43% gijonesas, 48% de otro concejo; 8,3% de otras regiones. -Edad: 50% menores de 35 años; 34,7% entre 35 y 50; 15,2% más de 50 años. -Hijos: 50% con un hijo; 26% con dos hijos; 21% con tres hijos. -Tipo de maltrato: 73% físico o psíquico. -Maltratador: 91% marido o compañero, con el que conviven en el 86% de los casos. -Situación laboral: 82% desempleadas; 30% tienen algún ingreso (pensión, salario social, renta de inserción...). -Inmigrantes: 21 casos. Mujeres latinoamericanas jóvenes con hijos. -Discapacitadas: 4 casos.