M. SUÁREZ

Un decreto del Arzobispado de Oviedo restringía en enero de 2000 la celebración de actos de carácter diocesano en el tanatorio de Cabueñes. Ayer, ocho años después de esa restricción, en la capilla del centro funerario gijonés se recuperaba la liturgia católica para despedir a los difuntos. Siguen estando prohibidos los funerales, pero se ofrece a las familias otro rito exequial, como es la celebración de la palabra. Tres ofició ayer Maximino Canal, en su primer día como capellán del tanatorio.

La primera celebración de la palabra tuvo lugar a las 13.00 horas, la segunda a las 16.00 horas y la última a las 18.00 horas. Por la mañana, Maximino Canal visitaba en las salas de velatorio a las tres familias que habían elegido despedirse de sus seres queridos con este acto religioso, que prescinde de la eucaristía aunque mantiene la aspersión de agua bendita sobre el cadáver. «La Iglesia tiene que estar en momentos como éste», sostiene Canal, que deberá compatibilizar esta nueva responsabilidad pastoral con su labor como párroco de Poago y Montiana.

La nueva situación «ha despertado mucho interés entre las familias; lo van a agradecer», constataron los empleados de Funeraria Gijonesa, la empresa que gestiona el tanatorio de Cabueñes. Hasta ayer, en la capilla de este equipamiento sólo podían celebrarse honras fúnebres, actos solemnes que están dirigidos por un seglar. A partir de ahora, además de la celebración de la palabra, el capellán Maximino Canal ofrecerá una misa diaria (a las 20.00 horas) por todos los difuntos. Concretamente en la de ayer, apenas hubo fieles.

«Estamos pendientes de hablar con el diseñador de la capilla para ver cómo podemos encajar aquí un sagrario. De esta forma, aquellos que lo deseen podrán comulgar», señaló Canal, que se estrena como capellán con «la idea de hacer que los familiares participen en la liturgia». El ritual de la celebración de la palabra dura entre 15 y 20 minutos. En caso de querer funeral, se deriva a las familias a sus respectivas parroquias.

«Mi misión en el tanatorio es la de oficiar celebraciones acordes con este lugar y con las nuevas situaciones que se van dando en la sociedad que nos toca vivir», explicó Maximino Canal. A lo largo de sus 26 años de sacerdocio, habrá presidido «como mucho» una decena de actos de celebración de la palabra. Lo frecuente es oficiar funerales. Pero el capellán del tanatorio no hace tanto hincapié en la forma de manifestar el ritual de exequias o en su escenario como en «la importancia de que la Iglesia esté ahí, ofreciendo un mensaje de esperanza a las familias, que nunca viene mal en estos casos» de desconsuelo.

La primera celebración de la palabra que ayer ofició Maximino Canal -momento que reproduce la fotografía de arriba- fue para despedir a una vecina de su Cimadevilla natal, Mercedes López Sánchez. En la imagen de la izquierda, el sacerdote deja la capilla del tanatorio tras atender a la familia; en la mano, un ejemplar del Ritual de Exequias.