M. C.

Apenas un centenar de trabajadores permanece en Naval Gijón, un astillero que cerrará definitivamente sus puertas el próximo 31 de mayo, tras más de 24 años de actividad, crisis cíclicas y duras movilizaciones obreras de un astillero que nació en la primera reconversión del sector naval. Naval Gijón nació en diciembre de 1984 de la fusión del Dique de Duro Felguera y de Marítima del Musel. El pasado viernes, el astillero echó al agua su última construcción, el «Pictor J», un buque portacontenedores que se ha trasladado al espigón dos de El Musel para culminar su construcción.

La fecha de entrega del buque al armador, el grupo alemán Komrowski, está prevista para el próximo 15 de enero. A partir de entonces, Naval Gijón quedará sin obra. De sus 97 trabajadores, 54 se prejubilarán y otros 43 serán despedidos con indemnizaciones entre esa fecha y el 31 de mayo.

Naval Gijón entró en barrena en junio de 2000, cuando el armador estadounidense MTMM canceló el pedido del quimiquero «Chembulk Savannah», después de que la dirección del astillero se negara a rebajar en 800 millones de pesetas el precio del barco, por la demora en su entrega. El quebranto económico que supuso esa cancelación y la de un segundo barco para el armador, ésta efectuada por el propio astillero, ocasionó un agujero económico al astillero de Poniente del que ya no se pudo recuperar. Unos meses antes, en febrero de 2000, la dirección de Naval Gijón había decretado un cierre patronal ante las duras movilizaciones del astillero tras el envío al paro de 231 trabajadores eventuales. Poco después de la cancelación de aquel barco, el grupo Orejas, propietario entonces del astillero, dejó su administración para acabar abandonando el astillero, del que acabó haciéndose cargo Pequeños y Medianos Astilleros Sociedad de Reconversión.

Era sólo cuestión de tiempo la liquidación de un astillero sin empresario y que llegó a acumular una deuda de más de 100 millones de euros con Pymar, que a cambio se quedó con sus terrenos. Sólo el problema social que suponía enviar al paro a los 360 trabajadores que tenía entonces la factoría impidió el cierre de una empresa en quiebra técnica. En 2005, Naval Gijón volvió a quedarse sin carga de trabajo, pero tras las violentas protestas laborales, que tomaron como diana las obras del Acuario municipal, Pymar permitió el contrato de los 4 portacontenedores para Komrowski. Ahora, tras haber disminuido la plantilla hasta los 97 trabajadores, la mayoría prejubilables, la historia no se va a repetir y Pymar ya ha puesto fecha para el cierre.