Apenas hace unos días que comenzó el verano y ya se otea en el horizonte una inundación de comidas, cenas, meriendas y, por qué no, desayunos, que ocuparán las jornadas de la que suscribe. Aunque, pensándolo bien, en este bendito pueblo no hay cabida para el aburrimiento en ninguna época del año. Eso sí, hay que tener un «buche» considerable y un aguante de «paisano mayor» para salir airosa de cada situación culinaria, festiva o dicharachera.

La reunión anual de la peña sportinguista El Chorbi fue uno de los asuntos que dio el pistoletazo de salida a las comilonas de la semana. Y es que desde hace catorce años veinte amigos persiguen, literalmente, al equipo local con su afición incondicional, como debe de ser, para lo bueno y para lo malo. ¡Vamos, igual que los votos de un matrimonio, pero sin papeleos de por medio! El lagar Trabanco se encargó de servir la espicha de cierre de temporada, donde se homenajeó al futbolista José Ángel Valdés, «Cote». Su abuelo recibió el obsequio, que le entregó Roberto Menéndez, presidente de la peña, de la que es tesorero José Martínez, «Aldía». El jugador sub-20 se encontraba con la selección y, es más, para adelantar acontecimientos, este domingo intervendrá en los Juegos del Mediterráneo, en Pescara, Italia.

Y de la comanda de una espicha a la de un menú de pistón, por mucho que digan los participantes que «era algo ligerito». Yo creo más bien que los miembros de la peña Hurlé 15 me estaban tomando el pelo descaradamente. Sobre todo porque esa ligereza de la que hablaban consistió en arroz con costillas, patatas rellenas, cabrito y postre. ¡Casi na!, la cuenta para no poder moverse de la silla.

Más comedidas estuvieron las mujeres del barrio de El Llano de Abajo. Comer comieron, pero como buenas tertulianas; las cincuenta y dos participantes no dejaron de recordar las anécdotas más divertidas de su época, además de ofrecer a las fallecidas una misa, celebrada por el párroco de San José, José Luis Martínez, en la iglesia de los Carmelitas. El restaurante Savannah fue testigo de la entrega a Marujina y a Nieves, las más longevas, de dos ramos de flores y también lo fue de la quedada para el próximo año. Eso sí, sin maridos. Un dato importante.