María CAVIA

Un clásico del verano de Gijón regresa en julio: el hípico. Los muchos gijoneses que nunca quieren perderse el concurso ya lo tienen a la vuelta de la esquina y con esa cita siempre hay algo que no falta: las apuestas. Por eso, ayer se celebró el sorteo para acceder a uno de los codiciados puestos de trabajo que se ofrecen en las taquillas de apuestas. Y este año con más solicitudes de las que se recordaban en las últimas ediciones. En total, 553 inscritos para 59 plazas.

A las 17.30 horas algunas decenas de personas se acercaron hasta Las Mestas para comprobar su suerte. No querían esperar a que saliera la lista con los nombres de los 120 preseleccionados para conocer si la fortuna les había acompañado. Enrique Blanco, miembro del Patronato Deportivo Municipal, comenzó el sorteo solicitando una mano inocente. Paz García se apuntó a la petición. Acompañaba a su pareja, José Antonio Martínez, que sí se había presentado al sorteo. Y al que ella no dio suerte. «Hice lo que pude», bromeaba dirigiéndose a su compañero.

«Es la segunda vez que me presento, pero de aquella era un chaval. Ahora quiero probar suerte porque con la crisis lo del trabajo anda muy mal», comentaba José Antonio Martínez. Su argumento era el mismo que reproducían muchos de los candidatos al trabajo.

A Andrea García Canga la suerte sí le acompañó. Pero esta gijonesa aún no puede cantar victoria porque tendrá que someterse a una prueba de cálculo para finalmente encontrarse entre los 59 seleccionados. Daniel García también fue afortunado. Él quería «ganar algunas perrillas por el verano». «Para viajar», añadió su amigo Borja Canal.