Recientemente ha aparecido un artículo de opinión relacionado con la Escuela Superior de Arte Dramático de Gijón que conviene, por el derecho que tenemos los ciudadanos a la correcta y contrastada información, ubicar en su justa medida. La nueva Escuela Superior de Arte Dramático y Danza no va a perder, en modo alguno, su condición de centro superior, por más que se empeñen determinados colectivos en anunciar lo contrario. El centro seguirá impartiendo las dos especialidades que venía desarrollando hasta ahora; en concreto, la especialidad de Interpretación continuará ininterrumpidamente, y la especialidad de Dirección de Escena finalizará su implantación en 2012, tras haber formado a siete promociones de licenciados.

Respecto a los profesores funcionarios de Dirección de Escena, ¿alguien puede creer que su presencia no justifica sobradamente tareas que desarrollar en una Escuela Superior de actores e intérpretes? ¿Conocen quienes critican la convocatoria de esas dos plazas el número y la naturaleza de las asignaturas que pueden aportar estos profesores al currículum de Interpretación?

El Gobierno regional aspira a mejorar el rendimiento de la propia ESAD, porque hemos de insistir en que apenas hay demanda de alumnado para la especialidad de Dirección de Escena. Desde 2002, estos estudios mantienen un bajo nivel de nuevas incorporaciones. De este modo, la relación que existe entre el número de alumnos y el de profesores está abrumadoramente descompensada. El gasto en medios materiales y humanos es desproporcionado y la Administración educativa debe rendir cuentas de su gestión ante toda la sociedad asturiana. En este contexto, pensamos que la implantación de la especialidad de Danza podría justificar en mayor medida los medios que se destinan a ese centro, dado que esperamos un mayor número de solicitantes para esta nueva disciplina. Inauguramos estudios y, por tanto, abrimos nuevas oportunidades para obtener mayor rendimiento social de la Escuela. Éstas son las verdaderas razones de la nueva planificación, por más que se empeñen algunos en negar la evidencia.

Tienen razón los colectivos a los que me refiero cuando afirman que en esta Administración estamos entusiasmados con la danza, pero también lo estamos con la música, las artes plásticas, el diseño, la restauración, la conservación y los estudios superiores de arte dramático. Ciertamente, estamos comprometidos con todas estas disciplinas, porque la atención que presta la Administración del Principado a las enseñanzas artísticas está a la cabeza del país.

Me gustaría saber cómo se puede mantener, en pleno siglo XXI, que el arte dramático y la danza han de estar necesariamente separadas. No se puede ignorar que en las corrientes artísticas del mundo occidental existen multitud de centros docentes y de centros de producción artística en los que ambas disciplinas coexisten y desarrollan auténticos espectáculos conjuntos, a mayor gloria del concepto de lenguajes expresivos.

Los espectáculos, cada vez más, tienden a ser multidisciplinares. Las puestas en escena no saben de compartimentos estancos. Las escenografías son globales y, como consecuencia, no es en absoluto descabellado pensar que los centros en los que se imparten estas disciplinas puedan serlo también. Estamos hablando de expresión con mayúsculas; por tanto, ¿a quién puede parecerle inoportuno que los alumnos que asisten reciban una visión interdisciplinar y con mayor contenido en lenguajes expresivos?

Quisiera cerrar este artículo respondiendo a los interrogantes que en estas páginas se planteaba días atrás un crítico teatral. ¿Quiere saber qué pensarán las familias de los alumnos de las enseñanzas de danza cuando contemplen algún taller de expresión corporal y de energías colectivas desarrollado por los alumnos de Arte Dramático? Pensarán, sin duda, que al fin han encontrado un centro de gestión pública en el que sus hijos van a tomar contacto con el arte en sus más diversas manifestaciones, donde van a enriquecer su formación al máximo y donde van a crecer artísticamente. Lástima que nosotros no hayamos tenido las mismas oportunidades.