Cynthia GARCÍA

Jan Hendrix, el artista holandés ganador del Premio Nacional de Grabado en 2008, presentó ayer en Gijón su exposición «Estación Norte», organizada en colaboración con la prestigiosa galería La Caja Negra, de Madrid.

La obra, que se mostrará hasta el 10 de octubre en el Centro Cultural Cajastur Palacio Revillagigedo, es una visión global de su trabajo, relacionado siempre con el paisaje y la Naturaleza.

Jan Hendrix es un caso inusitado del arte contemporáneo que «empleando sólo dos colores utiliza la técnica más austera, menos decorativa, buscando con ello lo esencial que se encuentra en un artista viajero», afirma el comisario de la exposición, Fernando Cordero. Así, este artista afincado en México explica que «los viajes son una necesidad para poder funcionar y lo bonito es que un trabajo inspirado en Asturias, cinco años después, se expondrá en Pekín».

De esta manera, los viajes constituyen una parte fundamental de su creación. Y es que, como él mismo afirma, «tengo que recorrer y conocer durante mucho tiempo un lugar para poder inspirarme. Es un proceso de observación y de reflexión».

En cuanto a sus influencias, Jan Hendrix confiesa que entre ellas está la obra del norteamericano Robert Rauschenberg, pero se confiesa un artista neutro que se nutre de las demás artes: «Un poeta me ha influido igual que un cineasta o un artista». Por ello, en la exposición se muestran también alguno de sus libros como el que realizó junto al poeta y Premio Nobel Seamus Heaney, que incluye tres poemas dedicados a Asturias.

Por otra parte, las obras presentadas en la exposición aparecen en diferentes formatos, que van desde la serigrafía sobre papel hasta el recorte en cobre o en vidrio. Y esto supone otra genialidad del artista, ya que todas las piezas de recortes aparecen de forma diferente según el momento del día en que sean contempladas. «La Naturaleza vuelve metafóricamente al objeto con cambios en la obra según la hora, la luz o las sombras» afirma Fernando Cordero.

Otra de las particularidades de su obra está en la técnica, basada en un manejo muy potente de la escala, entre otras cosas porque Hendrix dibuja todo a escala real; por eso la proporción es tan importante. Además, el artista sitúa el dibujo como la parte principal de todos su trabajo, sin importar lo que se esté dibujando.

La obsesión por el papel y la tinta lleva desarrollándose en este artista treinta y cinco años y siempre en una relación constante con la literatura y la poesía, donde la única protagonista es la Naturaleza.