Director del centro asociado de la UNED en Asturias

C. JIMÉNEZ

Mario Menéndez, director del centro asociado de la UNED en Asturias, afronta el curso 2009-10 con nuevos retos académicos y la vista fija en Bolonia. A los trece grados adaptados al Espacio Europeo suman la titulación de Historia del Arte. La crisis tampoco parece haberlos tocado, más bien al contrario. Están recibiendo un aluvión de nuevas matrículas de personas que buscan ampliar su formación para mejorar sus oportunidades de empleo a través de la formación a distancia. «Somos el pasaporte de acceso al mundo laboral para unos y un espacio para el crecimiento personal para otros», señala el director.

-Arranca el curso de Europa en la UNED. ¿Todo listo para el cambio?

-Todas las universidades están cambiando hacia la línea de tutorización que ya lleva varios años en marcha en la UNED. Ahora queremos que el alumno pueda optar entre evaluación continua o a distancia, buscando el apoyo del tutor cuando él quiera. Los alumnos podrán seguir el sistema de formación presencial o en red, en tiempo real, o bajarse la conferencia vía internet. La ventaja es que ahora se hace con la tecnología adecuada y para ello se resuelven algunas dificultades de comunicación con los alumnos.

-¿Hay títulos nuevos en la oferta para 2009-10?

-Comenzamos este año con Historia del Arte y está pendiente de aprobación por parte de la ANECA otro de Ciencias Jurídicas de la Administración Pública. El curso pasado alcanzamos los 4.500 alumnos sólo en enseñanzas regladas y este año esperamos mantener las mismas cifras o subir algo. De hecho, el ritmo de matrículas es superior a las mismas fechas del año pasado.

-¿La formación a distancia va a más?

-La tendencia es de un incremento de matrículas entre un cinco y un diez por ciento cada año. Cada vez se va generalizando más la educación a distancia. La media de edad es de 36 o 37 años, con un porcentaje superior de mujeres, aunque realmente esa media esconde un tipo de alumno muy heterogéneo que encuentra mayor flexibilidad en este método de enseñanza. Pero también tenemos muchos ingenieros, médicos, militares que una vez que se jubilan se deciden a estudiar Historia o Filosofía, carreras que en su día consideraron que no eran muy rentables para sacar a sus familias adelante hace cuarenta años, y hoy se quitan un poco esa espina cursando esos estudios. Son personas ejemplares que con setenta años están haciendo la tesis. Ellos son los verdaderos artífices de la formación continua; es envidiable su interés por aprender y por hacer cosas.

-¿La crisis ha propiciado un retorno a la Universidad?

-Claramente. Hay gente que retoma los estudios por su situación personal, porque ha dejado la vida laboral activa y se quiere reciclar, o que acude a la UNED para prepararse y hallar nuevas oportunidades. Se da sobre todo en muchas carreras técnicas: ingenierías informáticas e ingenierías superiores. Ofrecemos mayor flexibilidad, al tiempo que se facilita la búsqueda de empleo.

-¿En qué se diferencian las enseñanzas técnicas de la UNED de la Universidad presencial?

-La mayoría de nuestros alumnos de ingeniería es gente joven que trabaja y compagina los estudios con su actividad laboral. También hay personas que hicieron una ingeniería técnica, están trabajando y tratan de hacer una ingeniería superior. Además, existe una demanda grande de las ingenierías informáticas. Son gente que están trabajando sin titulación en el sector y que quieren un título universitario.

-¿Cuál es la tasa de éxito en los estudios a distancia?

-Cada año vienen a licenciarse con nosotros unas 200 personas, pero también hay un porcentaje importante de alumnos que se matriculan en la UNED, no para terminar sus estudios, sino para completar su formación, de forma que cursan unas determinadas asignaturas porque les interesan. Esos alumnos que no terminan no pueden ser identificados dentro de la tasa de fracaso porque han cumplido sus propios objetivos. El objetivo de la UNED es diferente del la Universidad tradicional. Para unos, su paso por el centro es una oportunidad vital para trabajar y para otros representa un crecimiento personal para su propia formación y satisfacción.

-¿Cuáles son los grados con mayor demanda?

-La carrera que tiene más alumnos siempre ha sido, con mayoría, Derecho. Y la segunda es Psicología.

-¿Cómo ha sido la evolución del centro asociado de Asturias en sus veinticinco años de historia?

-Hoy es un centro más institucional, siempre buscando cumplir las necesidades de la enseñanza universitaria a distancia para Asturias, que son diferentes de las de otra comunidad autónoma. No es lo mismo estudiar en Gijón que estudiar en Ibias o en Taramundi; y dar esa igualdad de oportunidades vía telemática es uno de nuestros grandes éxitos. La educación puede llegar a convertirse en una herramienta de progreso personal, económico y social.

-¿Cuáles son los retos del centro para el futuro?

-Llegar a esos colectivos a los que, siendo clientes potenciales de la educación universitaria a distancia, todavía no les llega. Estoy hablando, por ejemplo, de los prejubilados y de determinado segmento de población femenina que por las circunstancias que España vivió hace treinta años no accedieron a la Universidad, y hoy tienen ya criados a sus hijos. También queremos llegar a otras personas que por realidades personales, laborales o económicas no estudiaron en su día y hoy pueden compaginarlo con su actividad laboral.

«Médicos, ingenieros y militares jubilados acuden a la UNED para cursar estudios que en su día no consideraban rentables»

«La educación puede llegar a convertirse en una herramienta de progreso personal, económico y social»

Mario Menéndez Fernández

Es profesor titular de Prehistoria y Arqueología de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) en Madrid.

En la actualidad compagina la actividad docente con el cargo de director del centro asociado de la UNED en Asturias, que en la actualidad suma cerca de 5.000 alumnos. Ha publicado varios trabajos sobre Prehistoria en la editorial Alianza.

Como arqueólogo, ha sido el coordinador del equipo científico que trabajó en las excavaciones de la cueva de La Güelga (Cangas de Onís), el proyecto de investigación sobre los últimos neandertales en el valle del Sella, en una zona de la que se declara gran conocedor. Ha participado en campañas de excavación en este espacio desde el año 1990.