Ángel CABRANES

Ocho gochos astur-celtas, cinco de ellos lechones, echarán el cierre a la Pecuaria de Somió. Son los últimos inquilinos vivos -aunque también hay material genético de seis razas autóctonas y domésticas en peligro de extinción- que le quedan a las que fueron las grandes instalaciones del Serida (Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario) en la zona, que se cerrarán definitivamente en poco más de un mes, tras la creación de nuevas sedes en Deva y Cenero.

Los cinco lechones, en concreto, son también el último éxito del laboratorio del Serida y de su programa de inseminación artificial, que ya se ha aplicado para la conservación de la pita-pinta, la oveja xalda, la cabra bermeya, el asturcón, la vaca casina y que ahora le llega al gocho astur-celta. Es un plan pionero en España de mantenimiento de razas propias que ha llevado a que, por primera vez, se use semen congelado -que no se aplicaba a ganado porcino- para lograr la camada de pequeños astur-celtas.

«Los primeros días nos preocupó la evolución de alguno de ellos, pero ahora ya son unos espabilados», explica Carolina Tamargo, veterinaria del área de selección y reproducción animal del Serida. Tamargo esquiva la curiosidad de los «gochinos» por sus zapatos mientras retira un biberón cuyo pezón terminó devorado por la madre de la camada. «Lo trajimos por si alguno de los lechones no era capaz de mamar, pero a la vista está que no ha hecho falta», sostiene la veterinaria, mientras comprueba con orgullo el buen estado de los animales. Con eso se compensan tres años de intenso trabajo.

El tratamiento de las primeras muestras de esperma de vaca casina, asturcón, pita-pinta, oveja xalda y cabra bermeya fueron todo un éxito tras su conservación en nitrógeno líquido a 196 grados bajo cero. Eso mismo querían los técnicos para el ganado porcino, que, sin embargo, presentaba más dificultad tanto en el tratamiento del semen como en su uso en fecundaciones in vitro.

El proyecto se inició con la congelación en Somió de dosis seminales procedentes de cuatro machos. Uno de ellos todavía continúa en las instalaciones, acompañado de dos hembras. La primera de ellas dio a luz cinco lechones el pasado día 11 y la segunda espera seis más para el próximo día 30. «Tras un primer intento fallido, éstas han sido las únicas en las que, tras la descongelación de la muestra, se ha logrado que quedaran preñadas», subraya Tamargo. El proceso, como explica la veterinaria, no ha sido sencillo: «Se utilizaron en cada una de las hembras 6.000 millones de espermatozoides en 100 mililitros de dosis seminal (lo que equivale a doce de las dosis seminales) y tras descongelarlas durante unos segundos en agua a 50º C, se inseminó a la hembra. Así pues, tras una gestación de tres meses, tres semanas y tres días se produjo el alumbramiento de los gochinos, que serán destetados a los 40 días de vida».

No han sido los únicos resultados positivos del programa desarrollado con el gocho astur-celta. Además, 21 dosis refrigeradas (recogidas y fecundadas en el mismo día) se destinaron a diez criadores que tienen sus ganaderías en diferentes concejos del Principado. Hasta el momento han dado lugar al nacimiento de 45 lechones, estando a la espera de nuevos alumbramientos.

El origen de este proyecto innovador se basa en contrarrestar la paulatina desaparición de especies autóctonas que tradicionalmente han sido empleadas en uso doméstico. «En la actualidad, han sido desplazadas por otras de mayor producción. De ahí que nuestro objetivo sea intentar impedirlo, buscando además conservar la mayor variedad de rasgos genéticos de cada una de las razas», detalla Tamargo.

Un estudio de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) indica que al menos una raza de ganado doméstico ha desaparecido cada mes desde hace siete años, y en torno al 20 por ciento de las razas ganaderas se encuentra en peligro. En la Pecuaria se custodia el futuro de estas razas asturianas, sobre las que pesa el riesgo de la desaparición como pesa sobre las propias instalaciones de Somió, que tras su estreno en el año 1938 pasarán a ser demolidas en pocos meses.

Banco de recursos zoogenéticos:

La Pecuaria de Somió alberga en la actualidad el banco de recursos zoogenéticos de Asturias. En él figuran 83.276 dosis seminales de raza casina, asturcón, cabra bermeya y gochu astur-celta. También se conservan 404 embriones de raza casina o asturiana de la montaña. El paulatino traslado de este material al laboratorio de Deva ya se ha iniciado. Allí continuarán el tratamiento y desarrollo de cada una de las especies en proceso de estudio. El desglose de cada una de las dosis seminales almacenadas es el siguiente.

Casina o asturiana de la montaña:

53.639 dosis congeladas.

Asturcón:

17.443 dosis congeladas.

Cabra bermeya:

2.944 dosis congeladas.

Gocho astur-celta:

9.250 dosis congeladas.