Miriam SUÁREZ

El barcelonés Antonio Argandoña es uno de los analistas económicos más reputados del país y su opinión ha estado muy solicitada en el último año. Ayer ofreció en Gijón la conferencia «Lecciones empresariales de una crisis financiera», invitado por el Foro Empresarial de Asturias. Su tesis abunda en los aspectos técnicos de la recesión sin descuidar sus aspectos éticos.

-¿Qué lección se puede extraer de esta crisis?

-La de que hubo grandes fallos de dirección, desde el Estado y desde las empresas.

-España parece acusar más esta recesión que las anteriores. ¿Por qué?

-La crisis tiene dos componentes. Uno es el fin del ciclo expansivo inmobiliario, que acabó en una recesión agravada por un segundo problema, que es la crisis financiera, con la que no contábamos y que ha sido muy fuerte. En el año 92-93 tuvimos una crisis importante, pero, cuando una empresa iba al banco y pedía un crédito para pagar las nóminas a final de mes se lo daban. Ahora vas al banco para llevar a cabo un magnífico proyecto de futuro y no tienes crédito.

-¿Qué modelo económico propone para no volver a tropezar otra vez con la misma piedra?

-Sabemos que tiene que estar menos basado en la construcción y más en la industria, el capital humano, la innovación, la investigación... Qué bonito, pero: ¿con la gente que me sale de la Universidad tendré los magníficos investigadores que me piden? No. ¿Y con la gente que está haciendo Bachillerato tendré magníficos alumnos de Universidad? No. ¿Y con los profesores que tengo soy capaz de convertir a los chicos en los estudiantes dinámicos que necesito? No. ¿Y con las familias que tengo conseguiré que los chicos sean trabajadores? Pues no. Al final estamos en una crisis que podríamos llamar de valores. ¿Cuál es el mejor modelo económico entonces? Pues el que premie el esfuerzo y castigue al oportunista, para lo que harían falta gobernantes-líderes o una sociedad que se plante. Y no veo ni lo uno ni lo otro.

-No deja títere con cabeza en el reparto de culpas.

-No sólo tienen la culpa las altas esferas, los políticos o las entidades financieras. También los ciudadanos, que se han dejado llevar.

-Usted sostiene que la codicia también influyó en la crisis.

-Es que estamos ante una crisis económica y también de carácter ético. Sabemos que la gente intenta aprovechar cualquier oportunidad para ganar dinero de manera más o menos limpia. Lo que ha cambiado aquí es la existencia de mayores oportunidades de beneficio económico. Nos vendieron la idea de que el que no se forra está haciendo el tonto. Y cuando uno quiere ganar mucho dinero, muchas veces, se acaban asumiendo riesgos excesivos.

-¿Cree usted que una mayor dosis de ética hubiese evitado la situación actual?

-La verdad es que no. Independientemente de esa codicia socialmente aceptada y de que algunos altos directivos se han creído los reyes del mambo, se cometieron errores importantes de control. Sí se hubiese podido crear un clima de negocios muy distinto, no se hubiesen cometido actos irresponsables y no se hubiese perdido la confianza en las instituciones políticas y financieras. Que un trilero te tome el pelo lo esperas, pero no de un presidente o de un director de banco...

-Los casos de corrupción se disparan...

-No aparecen ahora, la corruptela estaba antes. Cuando se multiplican las oportunidades de beneficio, como pasó, hay quien piensa: ¿para qué esperar 25 años para hacerme rico si puedo hacerlo en 5? Y, además, todo el mundo lo admite, todo el mundo lo acepta.

-El Fondo Monetario y el Banco Central Europeo aprecian signos de mejoría económica. ¿Estamos al final del túnel?

-Si salir de la crisis significa que seguimos bajando, pero menos, sí. Pero si salir de la crisis significa que volvemos a tener crecimiento positivo, nos quedan bastante meses, por lo menos hasta el último trimestre de 2010. Si hablamos de recuperar el empleo, nos vamos a 2011. Y si significa que recuperamos el nivel de vida del año 2008, entonces tendremos que esperar a 2014.

-¿Por qué el ritmo de recuperación de España es más lento que el de otros países europeos?

-Siempre hemos ido un poco a remolque. A la salida de la recesión del 92 hubo un formidable impulso para la economía. Pero, lamentablemente, dedicamos aquellos recursos a lo inmobiliario más que a montar negocios productivos y de inversión, que ahora queremos que nos saquen de la recesión. Nuestros productos tóxicos fueron los inmobiliarios, que se extienden más.

-¿Se superará algún día la dependencia del ladrillo?

-Ahora sobran casas, y eso tardaremos en absorberlo. Pero liquidado y olvidado el problema, cuando bajen los tipos y vuelva a dispararse el crédito, tendremos otra burbuja, del ladrillo u otra cosa.

-¿Hace tanta falta como dicen una reforma para impulsar la economía?

-Lo malo de una recesión es que se desencajan los proyectos en cadena y recomponer todo eso no es posible cuando tienes todo tipo de rigideces. Las empresas necesitan margen de flexibilidad. Y, en España, eso es posible sobre el papel, pero no en la práctica, porque los sindicatos no te dejan. Tenemos sectores en los que la competencia no existe. Si no, intenta hacer algo en el sector del transporte ferroviario...

-¿Partidario del despido libre?

-Nadie quiere el despido libre por la sencilla razón de que, si has invertido en tus trabajadores y tienes gente de valía, no te interesa echarlos por las buenas.

-¿Pero no cree que es lógico que al asalariado le dé pavor que se flexibilice el mercado laboral?

-Indudablemente. Pero un trabajador ni necesita la prohibición del despido libre; Franco lo prohibió. Lo que hay que plantear son soluciones sensatas. Sentémonos y oigamos a todas las partes.

-Se insiste en que España es poco productiva, pero también los salarios son más bajos.

-Ni mucho menos. Los costes laborales unitarios en España han crecido un 32 por ciento desde la entrada del euro. En la zona euro, el 17 por ciento.

-¿Podrán alguna vez regiones como Asturias equipararse a su Cataluña natal?

-Tenéis que encontrar vuestro modelo. Pensar: qué es capaz de hacer bien Asturias, mejor que otros, y potenciarlo. Los neozelandeses tienen los mejores centros de investigación agrícola, y sólo competían en el mundo con ovejas y kiwis. Pero se les ocurrió cambiar el kiwi por uno menos rugoso y dorado que gustase a los chinos.

Perfil:

Antonio Argandoña Ramiz

-Es profesor y secretario general de la Escuela de Dirección de la Universidad de Navarra. Y dirige la cátedra La Caixa de Responsabilidad Social de la Empresa y Gobierno Corporativo.

-Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Barcelona, donde ha impartido clases, al igual que en la Universidad de Málaga. Además, es catedrático de Fundamentos del Análisis Económico, actualmente en excedencia.

-Dirigió la Enciclopedia Práctica de Economía, y la Enciclopedia de Economía Española y Comunidad Económica Europea. Y es autor de una larga lista de libros y artículos especializados.

-Ayer, Antonio Argandoña ofrecíó una conferencia en Gijón, dentro de las actividades que organiza el Foro Empresarial de Asturias.