J. L. A.

Afirma que su vocación de editor de viejos y nuevos papeles le viene de cuando era poco más que un adolescente. Y que esa pasión por los libros se la transmitió la «Gran Enciclopedia Asturiana», los inconfundibles tomos rojinegros que publicó Silverio Cañada y alentaron con esmero de monjes medievales los escritores Luciano Castañón y José Antonio Mases, fallecidos los dos primeros y en fecundo estado creativo aún el segundo. Y cuenta que de aquella mágica relación con las páginas y el tiempo surgieron Ediciones la Cruz de Grado y unas cuantas empresas librescas, entre otras, la edición facsimilar de «La Ilustración Asturiana», la histórica revista que dirigió desde San Esteban de Pravia el polifacético murense Edmundo Díaz del Riego.

«Tengo verdadera fascinación por este tipo de publicaciones de finales del siglo XIX y principios del XX», asegura César García, quien presenta como uno de sus objetivos editoriales principales el de «rescatar y poner en valor» todas aquellas aventuras periodísticas, documentos que muestran las inquietudes intelectuales y sociales de una burguesía industrial pegada a su tierra pero, a la vez, con una despejada mirada transoceánica. «"La Ilustración" llegaba, por ejemplo, a México y Cuba y se interesaba por personajes de la emigración». El primer número lleva fecha de marzo de 1904, y el último, de mayo de 1905. «Parece que desapareció por problemas económicos, pero también políticos». Cuatro años más tarde, el 24 de septiembre de 1909, fallecía su propietario y director. Había sido, entre otras cosas, redactor jefe de «El Carbayón» y empresario, también, de otra aventura periodística, «El Nalón». Y en San Esteban, centro de una famosa colonia artística, también abrió un hotel de nombre rutilante, El Brillante, donde el gran Rubén Darío, que habla de Díaz del Riego en una elogiosa nota, curaba sus melancolías con suculentos almuerzos en la terraza con vistas a la ría.

César García, que tiene su editorial en Gijón y ha publicado, entre otros títulos, «Idioma sportinguista», descubrió en la biblioteca del Fontán una colección completa de «La Ilustración Asturiana»: un total de dieciocho ejemplares. El primer tomo de la edición facsimilar reúne ocho números de la revista; los diez restantes saldrán en un segundo libro el próximo mes de octubre. ¿Tiene interés sacar en papel una publicación a la que hay acceso ya a través de internet? «Hay mucha gente que aún quiere sentir las páginas?, responde, seguro, el editor. Tiene treinta años y pocas dudas sobre su trabajo. Es más, recuperará «Laviana», otra histórica revista de finales del siglo XIX.