J. M. CEINOS

Jaime Vándor (Viena, 1933) es judío. Sufrió la persecución a los judíos durante la Segunda Guerra Mundial y gran parte de su familia murió en el Holocausto. Llegó a Barcelona en 1947 y estudió Filosofía y Letras (se doctoró en 1987). Hasta 2003 enseñó Lengua y Literatura Hebreas. Ayer, invitado por el Centro del Profesorado y de Recursos de Gijón, intervino en un curso titulado «Compromiso con la memoria: aproximación didáctica al Holocausto». A las doce del mediodía de hoy, en el Centro de Cultura Antiguo Instituto, dará una charla titulada «Una infancia judía en la Budapest ocupada por los alemanes».

-¿Por qué es necesario aún hablar del Holocausto?

-El Holocausto es una lección que nos ha dado el siglo XX, una lección terrible que nos enseñó cosas que no sabíamos sobre nosotros mismos. Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial (en 1945) se pensaba que el Holocausto había sido un episodio más de las persecuciones de los judíos, de las cuales hay pruebas infinitas a lo largo de la historia, pero a medida que fueron pasando las décadas el concepto ha cambiado y llegó a la filosofía, en el sentido de que hoy la filosofía considera que la cultura no es suficiente para superar la barbarie. A partir de la Ilustración se creía que con la cultura se podrían evitar las guerras, es una idea de Kant, por ejemplo, pero ya se comprobó que no es así. Precisamente Alemania y Austria eran de los países más cultos de Europa y, sin embargo, lo que se produjo se gestó allí, con lo cual queda claro que la cultura no es ninguna salvaguardia y que el mal y el bien son inherentes en la naturaleza humana y que hay que luchar contra el mal desde pequeños.

-¿Cómo?

-Con la educación, con una educación abierta que evite los prejuicios; los prejuicios siempre existirán, pero cuando realmente afloran es cuando los pueblos tienen problemas, que pueden ser económicos, sociales...

-¿Fue lo que ocurrió con la Alemania de la República de Weimar y la llegada al poder, en 1933, de los nacionalsocialistas?

-Exacto, así fue, por eso creo que es necesario que el Holocausto se recuerde y se conozca para evitar que se pueda repetir en el futuro.

-¿Qué les dice a los adolescentes en sus charlas?

-Hay que empezar a explicar estas cosas a una edad más temprana, pero hay que elaborar una metodología para saber a qué edad qué cosas se pueden contar, tampoco hay que traumatizarlos. A los adolescentes se les puede hablar más abiertamente y creo que es muy necesario.

-Desde 1945 hay cientos de libros, de películas y de series de televisión que tratan muy directamente el asunto del Holocausto, ¿la saturación puede ser contraproducente?

-Creo que los que dicen eso más bien son contrarios a que se siga hablando sobre este asunto; no creo que sea contraproducente, ya que ¿a qué llamamos saturación?, yo no creo que sea contraproducente, mientras se hagan estas películas es una prueba de que interesan, el cine es una industria, tanto es así que aparece mucho más el Holocausto en el cine que en otras cosas más refinadas como las bellas artes o el teatro.

-Algunos de quienes opinan que es una saturación ponen como ejemplo lo que el Estado de Israel está haciendo con los palestinos...

-No tiene nada que ver...

-¿Cree usted que no tiene nada que ver?

-Absolutamente nada que ver.

-¿Por qué?

-El Holocausto ocurrió en un contexto diferente de lo que es el mundo actual. El Holocausto tuvo lugar en Europa y de lo que usted habla está ocurriendo en Asia. El Holocausto fue un intento de exterminio de unos pueblos, no sólo de los judíos, también de los gitanos, etcétera. En Israel no hay ninguna clase de genocidio, hay discriminación, pero es un problema político, territorial: son dos pueblos que pretenden la soberanía sobre un mismo territorio.

-Pero el poder del Ejército de Israel es muy superior...

-No tienen más remedio que ser fuertes, de otra forma ya les hubieran barrido de ese lugar. De todas formas, prefiero no hablar de Israel, yo no soy político y todo lo que conozco de ese tema lo sé por los periódicos.

-Ya, pero el mundo ha visto hace un año los bombardeos de saturación sobre la franja de Gaza...

-Una cosa es un bombardeo en una situación de guerra y otra cosa son los campos de exterminio, las cámaras de gas y los crematorios... Todo esto no se produce en Israel, el Estado de Israel no trata de exterminar al pueblo palestino, lo que hace es defender su territorio, pero no es que quiera defender la política de Israel, no soy político ni voto a ese Estado, soy austriaco.

-Hablaba usted antes de que el Holocausto es una repetición en la historia de una persecución contra el pueblo judío, ¿a qué lo achaca?

-Viene desde el siglo VI antes de Jesucristo y empezó entre los pueblos paganos debido a que los judíos eran monoteístas.

-Pero, ¿por qué esa inquina contra los judíos?

-Hubo razones religiosas, políticas, sociales y, sobre todo, económicas. El antisemitismo es un mal que pasó por sucesivas metamorfosis, la última ha sido el racismo, que hasta el siglo XIX no existió, aunque algo de eso pasó en la España medieval con lo de la limpieza de sangre. Mire usted, las minorías siempre están mal vistas y los males siempre se achacan a las minorías porque se necesita un chivo expiatorio.

-¿Fue lo que sucedió con el pueblo de Israel?

-Pues sí, en la historia fue así.

-¿Y en la Europa de los años treinta del siglo XX?

-La minoría judía era relativamente poderosa en aquellos países y estaba en primera línea en la literatura, en la música, en la prensa y, muchas veces, en las finanzas, entonces había la competencia, la envidia y la ignorancia. Ahora mismo Polonia quizá sea el país más antisemita de Europa y es donde hay menos judíos, pero según las encuestas los polacos creen que un gran porcentaje de la población es judía, pero no es verdad.

-¿Aún hay antisemitismo en el mundo?

-Desde luego que lo hay.

«En Israel no hay genocidio; es un problema político, territorial»

«Los males siempre se achacan a las minorías; se necesita un chivo expiatorio»