J. L. A.

La Autoridad Portuaria de Gijón tiene previsto recibir esta temporada en aguas de El Musel un total de doce cruceros, cinco más de los que hicieron escala el año pasado, y la cifra de buques más elevada de los últimos años pese a una crisis que también afecta al sector de los viajes turísticos por mar. Si se cumplen las expectativas, la ciudad recibirá entre el próximo 14 de abril y el mes de octubre más de siete mil pasajeros.

Las previsiones son buenas y suponen que El Musel empieza a ampliar un sector de negocio en el que hasta ahora, pese a su presencia en ferias internacionales, ha jugado un papel poco relevante frente a otras dársenas del norte español con las que comparte estrategias de comercialización. Modificar la imagen de instalación granelera que tiene la terminal gijonesa llevará aún su tiempo, pese a que la ordenación portuaria de El Musel permite un servicio adecuado.

Dos nuevas compañías, la alemana Phoenix Reixen y la británica Cruise and Maritime Voyages operan este año por primera vez en Gijón. Es un signo esperanzador si se tienen en cuenta las precauciones que toman las empresas de cruceros antes de hacer un cambio en sus itinerarios. Los puertos mantienen una competencia feroz para que las grandes compañías los incluyan en los trayectos internacionales de sus buques. Es un negocio que aporta un importante valor añadido, sobre todo a la ciudades con dársenas que sirven de base a los buques. No es el caso de Gijón. Los cruceristas suelen ser personas con poder adquisitivo.

Cinco de las doce escalas previstas corresponderán a buques que atracarán por primera vez en El Musel. Y, además, cuatro cruceros de Cruise and Maritime Voyages tocarán Gijón, en tres ocasiones con su buque «Marco Polo», que tiene capacidad para 850 pasajeros. La primera compañía en arribar al muelle de La Osa el próximo 14 de abril será la británica Fred Olsen, fiel a la bahía gijonesa. Lo hará con el «Black Watch» y 804 viajeros.