Á. C.

Enrique Gómez reconoce que «hoy la investigación es imposible sin colaboración». Por eso, el equipo del Serida ha establecido en su proyecto varías líneas de apoyos. Una, con el Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) de Navarra, donde se lleva a cabo el análisis mediante electroforesis diferencial bidimensional, o lo que es lo mismo, «el método que nos desvela cómo y por qué determinadas proteínas son beneficiosas para el desarrollo embrionario», cuenta Gómez. También tienen un acuerdo con la empresa Abyntek para la futura fabricación de proteínas sintéticas y, por seguir con las colaboraciones, dos veterinarios de la Cooperativa de Agricultores participan en los trabajos ginecológicos de transferencia y recogida de embriones a las vacas. Animales, que como explica Gómez «proceden de rebaños mestizos, para no estar condicionados por genotipos específicos. También operamos con ovarios procedentes de vacas del matadero, porque obtener ovocitos de hembras vivas es relativamente caro». La iniciativa tiene el respaldo de la Asociación Asturiana de Control Lechero; el Centro de Fertilización in vitro de Asturias y la empresa Sexing Technologies, de EE UU, que suministra el semen sexado.

El proceso de fecundación in vitro es delicado. Primero, los ovocitos deben ser extraídos del ovario a una temperatura de 35 ºC. Después, para su fecundación, el esperma y el ovocito se incuban juntos en el medio de cultivo durante unas 18 horas a unos 39 ºC. Una vez el óvulo ha sido fecundado y se ha obtenido un cigoto, éste es cultivado para promover su división celular y crecimiento y dar lugar a un embrión. Este cultivo dura entre 7 y 8 días. Un cultivo en un medio líquido, que con la ayuda de la proteómica podría propiciar un descubrimiento muy útil.