Ángel CABRANES

La cigüeña que traía los niños de París podría dejar de ser el animal más relacionado con la natalidad. Al menos, es lo que intenta el Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario (Serida). El Área de Genética y Reproducción Animal ha iniciado un pionero estudio con ganado bovino, con el que trata de detectar proteínas que favorecen el perfecto desarrollo de embriones, neutralizando enfermedades y malformaciones cuando se trata de fecundaciones in vitro. Éste sería el primer paso de cara a la fabricación de estas proteínas en el laboratorio y su futura aplicación en los humanos.

«La investigación europea en biotecnología de la reproducción animal está de capa caída. La única puerta abierta es si estos estudios van vinculados a su aplicación en humanos», explica Enrique Gómez, jefe del departamento de Genética del Serida. Y esta puerta abierta ha llevado a que el año pasado iniciaran el proyecto «Proteosex», que cuenta con una financiación de 148.000 euros del Ministerio de Ciencia e Innovación, y el apoyo de la Fundación para el Fomento en Asturias de la Investigación Científica Aplicada y la Tecnología (FICYT). Su estudio concluirá en el 2012.

El método de trabajo, como explica el propio Enrique Gómez, es relativamente sencillo: «Cultivamos embriones bovinos in vitro, y al cuarto día de su desarrollo, los introducimos en el útero de la vaca. Allí permanecen cuatro días más, fecha en la que, mediante un medio de cultivo, retiramos tanto los embriones como el fluido uterino». Es entonces cuando estudian todas las proteínas que se han generado durante este proceso. «Hemos detectado 3.600 tipos. Unas las genera el propio embrión y otras se producen en el útero de la madre. Nuestra misión es diferenciar cuáles son las que favorecen a su correcto desarrollo. Cuando encontremos las que tengan un interés determinado, las fabricaremos y comenzaremos a probarlas en cultivo dentro de dos años», relata Gómez.

Una investigación que sería imposible llevar a cabo en humanos por razones éticas, pero que podría desvelar importante información para su futuro uso en mujeres. «Hay enfermedades que tienen un origen embrionario, asociado a pobreza de la nutrición y fisiología materna. Son los casos de la obesidad, hipertensión, diabetes y sobrepeso. El genoma bovino tiene mucho que enseñar para aplicar a la medicina humana. Tendría que haber una interacción mayor entre ambos campos de investigación», destaca el experto del Serida.