Eloy MÉNDEZ

Por luchar contra la dictadura dentro y fuera de España y, después, arrimar el hombro para que la Transición llegara a buen puerto, la Fundación Asturias de la Unión General de Trabajadores (UGT) rindió ayer homenaje durante una comida a un grupo de militantes del sindicato que promovieron las huelgas mineras de abril de 1962, símbolo de la lucha obrera contra la opresión empresarial y del régimen franquista. Fue el preámbulo a la presentación del libro «Recuerdos fraternales. España desde el exilio», de José María Martínez Cobo, en el que relata sus vivencias de infancia en Francia tras la Guerra Civil.

Aurelio Pérez, Manuel Simón, José Luis Fernández Roces y Marcelo García eran ayer cuatro hombres emocionados. Elevados a la categoría de «héroes populares» por sus compañeros, recibieron el cariño de dirigentes de la UGT -como su secretario general en Asturias, Justo Rodríguez Braga- y el PSOE -como el número uno del partido en la ciudad, José Manuel Sariego o el concejal Justo Vilabrille- en un acto que los organizadores calificaron de «merecido y necesario». «No es comparable el momento actual al que vivíamos en 1962, cuando nos enfrentábamos a un Estado totalitario donde no estaba permitido el derecho a la huelga», explicó Simón al ser preguntado por la actitud de los sindicatos frente a la actual situación de crisis económica. «Quizás haya que buscar soluciones alternativas al de una huelga general», añadió Pérez, que insistió en que «lo prioritario ahora es evitar la pérdida de derechos sociales básicos».

En este sentido, los dos históricos del sindicalismo asturiano señalaron que retrasar la jubilación a los 67 «constituye un recorte» en esos derechos que consideran «intocables». Unos derechos por los que aseguran que «luchamos activamente» durante las huelgas de la década de los 60, que cambiaron para siempre las relaciones entre las empresas mineras y sus trabajadores y que permitieron, a pesar de la fuerte represión, insuflar aire fresco a la dura situación laboral de la época.

Ya por la tarde, durante la presentación del libro de Martínez Cobo, los homenajeados insistieron en valorar el papel de los exiliados, «símbolo de la dignidad» de los antifranquistas. «El exilio fue una bendición para toda aquella gente, porque les dignificó para siempre», aseguró el autor de la obra, que también se mostró orgulloso del papel que jugó el PSOE en la Transición. «La Constitución del 78 recoge todo el programa de mínimos de Pablo Iglesias salvo un punto, el que pedía que sólo exista la escuela pública», señaló.

El autor de «Recuerdos fraternales. España desde el exilio», José María Martínez Cobo, aseguró ayer que decidió escribir el libro como «una terapia» tras la muerte de su hermano Carlos. «Sentía la necesidad de contar todo lo que habíamos vivido lejos de España», dijo el autor, tras reconocer que «el catolicismo practicante» de su madre le ayudó más a valorar los principios del socialismo que «la militancia activa» que su padre desempeñó en favor de esos ideales. En la imagen, asistentes a la presentación de la obra, en el Antiguo Instituto Jovellanos.