Es un placer festejar acontecimientos en locales gijoneses con solera, como el Blow-Up, que acaba de celebrar su sexto aniversario. No cabe duda de que cuando se está a gusto en un local las horas -incluso los años- parece que no pasan. Este clásico del puerto deportivo y de la noche gijonesa acumula razones para estar permanentemente de enhorabuena.

Lugar de reunión de hosteleros y currantes del entorno, el Blow es como el salón de una gran casa. De hecho, los llamados a festejar tan feliz acontecimiento eran sobradamente conocidos. Porque los noctámbulos de Gijón son como una gran familia en la que caben distintos y diversos caracteres.

Al festejo del Blow-Up no faltaron Amalia Otero y su marido, el también hostelero José Niño. Otro clásico de la noche como es Floro Gordillo y sus colegas también participaron en la celebración y aunque no quedó muy claro si llegaron a degustar los bombones que se ofrecieron a la entrada, sí consumieron las copas que se sirven con todo mimo en cualquiera de las tres barras del establecimiento y que custodian Alexandra Dobre, que lleva en el local desde que se inauguró, y Nuria Villalta. Tampoco dudó en posar para el recordatorio de este aniversario el estilista Fran Lavandera, amigo personal y hada madrina de quien escribe estas líneas en decenas de ocasiones. Su técnica en el manejo del peine y las brochas de maquillaje son más eficaces que un Photoshop.

En fin, que no hay noche para quedarse en casa. Da igual que sea verano o invierno, el caso es acompañar a los amigos en sus triunfos, y el Blow-Up lo es.