Con la arribada de la primavera, los parques y jardines municipales de Gijón se llenan de pensamientos. En la ciudad del pensamiento único, tiene gracia que florezcan miles de plantas de la viola tricolor, y que de su manutención se ocupe el Ayuntamiento, que todo lo abarca y todo lo ocupa. Reúne esta planta de vivos colores una extensa tradición en herbalismo. Se ha usado como expectorante y para las enfermedades de la piel y eccemas. Podría ser aplicable, en ungüento o mejunje, a la urticaria que últimamente provocan en las filas socialistas los pellizcos y raspaduras de sus socios de gobierno, sea en el Gobierno regional o en el de Gigia. El pensamiento es flor recurrente de los espacio públicos, pero sobre todo ejercicio del intelecto. Hagamos votos por que el poder municipal haya sembrado este año los parques de pensamientos positivos; mas no sé si la concejala del ramo (del ramo de flores) habrá leído a Shakespeare, cuando Ofelia reflexiona en «Hamlet» que «hay pensamientos que son pensamientos».