-¿Cómo se puede regular entonces la situación de esos 15.000 docentes de religión?

-No pido que los echen a la calle. Esa situación debe resolverse según la legislación laboral. La sociedad española fue tolerante y comprensiva en otros momentos, habrá que negociarlo. Lo que propongo es que se suprima esa asignatura.

-De su experiencia como docente durante más de 30 años en colegios e institutos de la región, ¿qué sensibilidad ha encontrado en el alumnado hacia estas cuestiones?

-Hoy tenemos miles de alumnos que no eligen la asignatura de religión y eso supone que en un país señalado por sus altas tasas de fracaso escolar se pierden una o dos horas a la semana en la asignatura de la nada, que es la alternativa. Están castigados en el aula sin hacer nada para que los demás vayan a clase de religión.

-Los defensores de la asignatura sostienen que la enseñanza de la cultura religiosa en la escuela no es una cuestión ideológica, sino que es un derecho fundamental de la persona.

-La asignatura de religión en muchos centros se ha convertido en agencia de turismo: ven película tras película, hacen excursiones, convivencias de jolgorio... Muchos alumnos dicen que la escogen porque les llevan de viaje. La enseñanza de religión en la escuela no es tal: los chavales no conocen ni historia de la iglesia ni historia sagrada. En el mejor de los casos, cuando el enseñante tiene una cierta sensibilidad, el alumnado recibe unas enseñanzas de solidaridad social, pero cada vez menos. Muchas veces a la hora de explicar Arte o Historia he tenido que explicar más religión que cualquier profesor de religión porque los alumnos nos saben quien es Lutero, no saben nada de la Reforma.

-Más conflictos en la escuela. Educación para la Ciudadanía: ¿objeción de conciencia, sí o no?

-Ante esta situación sólo digo: al rebelde, aplíquese la ley. Cuando vienen los padres diciendo que se consideran con derecho a la objeción siempre les recuerdo que la Constitución Española únicamente recoge ese derecho ante la prestación del servicio militar con armas. Lo demás, para mí, no son más que rebeldías a la ley por mucho que quieran disfrazarlo de otra cosa. Desde la Iglesia se ha transmitido a los padres que tienen el derecho absoluto sobre la educación de sus hijos pero una persona que viene a este mundo está protegida por sus padres, pero también por la sociedad, y una parte de la educación corresponde a la sociedad, que la ejerce el Estado. Familias y Estado deben compaginarse en esa tarea pero la programación educativa corresponde al Estado.

-¿El laicismo ha obtenido más logros con gobiernos de izquierda o de derecha?

-Paradójicamente se avanzó más con gobiernos de derecha por el efecto acción y reacción. Incluso en algún momento he llegado a pensar que uno de los mejores aliados del laicismo es la jerarquía eclesiástica. Cada vez que habla Rouco tenemos a un montón de gente de nuestro lado.

-¿Cómo han sido las relaciones con la curia asturiana?

-Con Gabino (Díaz Merchán) el laicismo no existía pero en muchos temas de sensibilidad social estábamos al mismo lado de la trinchera. Con (Carlos) Osoro no existía ninguna relación. Sus manifestaciones correspondían a un miembro de la Conferencia Episcopal en un intento de volver al neocatolicismo y por las declaraciones del actual arzobispo (Jesús Sanz Montes) veo que seguimos en el mismo camino. En esas circunstancias lo único que pido es respeto mutuo.

-¿No temen que se les tache de anticlericales?

-No estamos dispuestos a proporcionar más víctimas a la Iglesia, que normalmente suele presentarse como víctima. Nosotros tenemos unas posiciones, pero a quien exigimos que dé el cambio es al Estado.

-En las últimas fechas se ha acusado al Vaticano de pasividad ante los curas pederastas. ¿Respalda esas críticas?

-La iglesia católica es una organización grande, tiene aspectos positivos y negativos, pero no se puede juzgar a una organización por lo que han hecho unos individuos. Otra cosa es si tienen estructuras o elementos que propician la comisión de esos delitos. Pero no se puede juzgar a la parte por el todo. A la iglesia católica también pertenece Ernesto Cardenal. Hay que poner a cada uno en el lugar que le corresponde.

-¿Qué opina sobre la presencia de simbología religiosa en espacios públicos?

-El Tribunal de Estrasburgo fue muy claro con el tema del crucifijo en la escuela: dice que no tiene por qué haber ese tipo de símbolos en espacios públicos y es lo que nosotros defendemos, pero tampoco simbología política, que debe ser igualmente desterrada de esos lugares. Todas las asociaciones tienen sus símbolos y no veo por qué deben prevalecer unos sobre otros.

-¿Es Gijón una ciudad laica?

-El laicismo es entendido y aceptado en esta ciudad. En una sociedad que cada día tiene más inmigrantes si no hay un estado laico que garantice unas mismas condiciones jurídicas para todos resultaría difícil la convivencia porque todas las religiones tienen practicantes fanáticos. La única manera de buscar el equilibrio es un estado laico y tolerante, donde cada uno tenga sus creencias, pero sin necesidad de que éstas sean sufragadas con el erario público. Eso en Gijón se entiende bien.

«La asignatura de Religión en muchos centros se ha convertido en agencias de turismo: ver películas y hacer excursiones»

«Cada vez que Rouco habla tenemos un montón de gente de nuestro lado»