Las aficiones crean tal adicción que pasan a formar parte de la vida cotidiana. Más aún si el deporte es el protagonista. A partir de la afición a la caza y a la pesca nació una de las peñas gastronómicas más conocidas de la ciudad y con mayor número de socios: La Boya.

Creada en el año 1966 por un grupo animoso de cazadores y pescadores -de ahí que su escudo sea un pez y un fusil-, cuenta en estos momentos con sesenta y cinco socios, siendo Benito Yenes y Segundo Vergara dos de los miembros fundadores de una entidad que supera ya las cuatro décadas de pervivencia.

Asentaron raíces en la calle Aquilino Hurlé, pasando unos años más tarde a comprar un local frente a la plaza de toros del Bibio. En estos momentos figura como presidente Luis Emilio López, siendo secretario de la entidad José Antonio Fernández.

Para que todos los socios puedan disfrutar de su espacio y cocina cómodamente hay dispuesto un calendario en el que se anuncian todas las comidas o cenas que se celebran. Las mujeres tienen totalmente prohibido entrar en la cocina. Aunque ésta es una entidad gastronómica masculina, las féminas tienen las puertas abiertas los fines de semana, eso sí, a mantel puesto.

Las jornadas gastronómicas se perfilan según la temporada, siendo imprescindible recordar la comida del pavo en las fechas navideñas. No dudan tampoco los socios en proponer todo tipo de interesantes conferencias que evidentemente van regadas con algunos de los fantásticos caldos con los que cuenta la bodega de La Boya.

Volviendo a la comanda preferida de uno de los grupos que con más frecuencia se reúne en el local social cercano al Bibio, decir que el bacalao al pilpil y las carrilleras son casi suplicadas cada cierto tiempo, así como las truchas de río (sólo se pescan de seis en seis, así que se van congelando según van siendo capturadas) y el hígado al ajillo además de la indiscutible fabada.

Mención especial merece la marmita de bonito, que siempre se acompaña de un buen Moêt y se elabora con mimo exquisito con caldo de marisco, patatas, pimientos choriceros y el pescado.

Todo un lujo de recetas que consigue distraer a los comensales y adornarles de manera agradable el paladar. Y como manda la tradición de esta veterana peña, después de una buena comanda, a dirimir las cuitas jugando al mus.