R. VALLE

«¿Qué pueden decirnos sobre cómo alcanzar la paz?». Santiago Martínez Argüelles, profesor universitario reconvertido en concejal de Hacienda por su sabiduría en el mundo de las sumas y las restas, se transformó ayer en alumno aventajado en la asignatura de Ciencias de la Paz Interior ante los cinco monjes tibetanos del Gaden Shartse Monastery University que visitaron el Ayuntamiento de Gijón. El viaje a Lugo de la Alcaldesa, Paz Fernández Felgueroso, para participar en la Cumbre de Alcaldes, Alcaldesas y Ciudades de Europa, América Latina y El Caribe sobre Drogas llevó al edil socialista a convertirse en el anfitrión en la Casa Consistorial de los cinco religiosos que han incluido Asturias en una de las etapas de su octava gira mundial por la Paz Interior. Gijón, Oviedo, Llanes y Cangas de Onis son algunas de las paradas de esta gira que, en el Principado, cuenta con el apoyo de los integrantes de la Asociación Mayam.

El alumno Martínez Argüelles siguió atento las explicaciones del maestro del grupo sobre el camino a seguir hacia la paz -explicaciones que daban el salto del tibetano al inglés y al español desde la buena voluntad de los acompañantes en la visita- para concluir con un contundente «vaya, parece muy fácil pero resulta muy difícil» que hizo saltar alguna carcajada entre los visitantes castellanoparlantes. También se mostró muy interesado Santiago Martínez Argüelles en saber el nivel de convivencia de hombres y mujeres en los monasterios tibetanos. Advertido de qué cada género iba por su lado, el político gijonés que suele participar en todos los actos en favor de la igualdad que se realizan en el Ayuntamiento remató el debate con un «todos las religiones separan a hombres y mujeres». Una constatación que no un reproche ya que el edil había dejado bien claro a los monjes al inicio de los saludos que «aquí compartimos con ustedes los valores de la solidaridad y la paz interior».

Y no sólo con palabras. El concejal tiene desde ayer una ayuda extra para trabajar en la consecución de su propia paz y, de paso, transmitirla al seno del gobierno local, a sus relaciones con el grupo político de la oposición y a los conflictos ciudadanos que tiene abiertos desde Roces a Baldornón como responsable de la empresa de autobuses. Los invitados tibetanos obsequiaron al edil con un «kata», nombre que recibe un pañuelo ritual que es uno de los símbolos de la cultura tibetana. La prenda es larga para desear larga vida a quien la lleva, blanca como símbolo de pureza y lleva bordados ocho símbolos tibetanos de la buena suerte.

Los anfitriones gijoneses se mostraron menos espirituales en el intercambio de regalos. Martínez Argüelles ofreció a los monjes en nombre de la Alcaldesa una serie de libros sobre la historia de Gijón y publicaciones fotográficas además de insignias con el símbolo playu del «Elogio del Horizonte». Con el «kata» al cuello el uno y las insignias sobre sus túnicas color azafrán los otros, gijonés y tibetanos se separaron en el camino de la paz.

Los monjes tibetanos de la Gaden Sharte dejaron ayer muestra de su paso por Gijón, donde ya realizaron la pasada semana un acto de purificación en los Jardines del Náutico, con el diseño de un mándala de arena en el patio del «Antiguo Instituto. Arriba, dos monjes elaboran esa representación simbólica de la energía del cosmos.