J. L. A.

A diferencia del «Black Watch», al que la mala mar de Finisterre obligó a demorar su llegada a El Musel, el «Marco Polo», el segundo crucero de la nueva temporada gijonesa, cumplió ayer las más extrictas previsiones y madrugó para anudar amarras a los noray de los muelles de La Osa a las siete de la mañana. El buque hizo una escala de cinco horas durante las que buena parte de su pasaje, compuesto por más de ochocientos viajes, en su mayoría británicos, hizo en autobús el tramo entre la terminal y la ciudad.

El «Marco Polo», uno de los barcos de la naviera británica Cruise & Maritime Voyages, visitará este año hasta en tres ocasiones El Musel, pero la de ayer era su primera escala. Se siguió el ritual portuario en estos casos. El director comercial de la Autoridad Portuaria de Gijón, Jorge Orejas, entregó una metopa conmemorativa al capitán del buque, Matko Antisic, en un acto en el que también estuvieron presentes el segundo capitán, Puzanov Georgia, y el responsable del pasaje, Maik Andrich.

El buque, que procedía de Portimao, en el Algarve portugués, puso proa hacia su destino, la dársena de Tilbury, situada en el Támesis, cerca de Londres, y una de las tres mayores de Inglaterra. Los cruceros atlánticos de las navieras británicas, en cuyos itinerarios se va abriendo poco a poco un hueco El Musel, tienen un gran atractivo entre muchos ingleses, en su mayoría jubilados, que buscan un tipo de turismo distinto del de sol y playa, con cierta oferta cultural.

Es el primer año que la Cruise & Maritime Voyages trae sus buques a El Musel, con un total de cuatro escalas, tres del «Marco Polo». También se estrena en Gijón la alemana Phoenix Reisen, que trae uno de sus barcos. El principal puerto asturiano recibirá este año, entre este mes de abril y octubre, un total de once cruceros, cuatro más que en 2009. El próximo mes de mayo harán escala otros dos cruceros, «Le Diamant», con 226 pasajeros, y el «Amadea», con 618 viajeros.