-¿Y cómo ven Asturias?

-En decadencia. Como profesor, hago seguimiento de mis alumnos y veo que la gente joven tiene muy poco futuro; es un desastre y sobra la propaganda. Tenemos un región envejecida y somos incapaces de crear empleo de una cierta calidad.

-¿Y qué hacer para tener futuro?

-Para empezar, una reforma política y un cambio de mentalidad. Asturias está acostumbrada al clientelismo. La sociedad civil tiene que echar músculo, para lo que debemos acabar con el inmovilismo que ha llevado a esta decadencia y a despilfarrar un montón de recursos en estos treinta años. El modelo político asturiano es caciquil, clientelar hay que cambiar la costumbre de la subvención, porque el que subvenciona compra silencio.

-¿Qué falla, la clase política, los propios asturianos, la educación...?

-Los problemas de Asturias sólo se entienden en un contexto nacional y muchos de ellos son comunes a otros de España. Es cierto que se ha hecho un esfuerzo en educación, pero el problema español es que se ha trabajado poco la excelencia. ¿Qué pasa en Asturias? Pongo sólo el ejemplo de los idiomas. Llevamos tres décadas insistiendo en lo mismo, pero hay grandes dificultades para encontrar alguien que levante un teléfono y hable inglés. Las políticas publicas deben ir dirigidas a incentivar a quienes sean emprendedores. Asturias tiene que dejar de estar pendiente de que alguien, como Cascos, vendrá a solucionar todos nuestros problemas. Los políticos tenemos que propiciar que la sociedad tome las riendas de su propio destino, algo que no se ha hecho.

-Habla de educación, pero en las encuestas nacionales Asturias no sale nada mal parada.

-Es cierto, pero hay factores que lo explican. Aquí se ha dedicado dinero al sistema educativo. Somos una región, además, en la que, por esa situación de decadencia, ha llegado muy poco emigrante, y no olvidemos que una parte muy significativa del fracaso escolar está asociada a la emigración. Hay, también, una tradición educativa, de formación profesional, y un profesorado muy comprometido. Por último, no hemos necesitado un gran desarrollo de la construcción o el turismo, que propician que jóvenes con dieciséis años dejen de estudiar para trabajar. Prolongar los estudios es algo natural ante la falta de expectativas económicas.

-¿Y qué responsabilidad tiene el empresariado asturiano?

-Nos hemos acostumbrado a un empresariado dependiente de lo público. Y, sin embargo, el asturiano cuando sale es emprendedor. Sí tengo claro que son los empresarios los que crean empleo; los políticos deben facilitar las cosas. El verdadero cambio está ahí, en dar facilidades para quien quiera crear empleo pueda hacerlo. Tenemos un problema de desmoralización colectiva que debemos superar.

-¿Qué expectativas electorales tiene UPyD en Gijón?

-No queremos extrapolar los resultados de las últimas europeas. Queremos que los gijoneses conozcan nuestras propuestas y nuestro objetivo es tener representación en el Ayuntamiento.

-¿Quién encabezará la candidatura municipal?

-Lo decidiremos en unas primarias.

-¿Y se va a presentar?

-Vivo al día, como buen filósofo; cada día trae su afán. No me lo he planteado.

-¿Han empezado a trabajar en el programa electoral?

-Sí, pero los grandes problemas de Gijón no son exclusivamente locales. Uno de nuestros planteamientos será, precisamente, proponer medidas para acabar con el localismo, que es otra manifestación de la decadencia, del deseo de mantener parcelas particulares de poder.

-Pero Gijón tiene sus problemas específicos.

-El principal problema de Gijón es el paro y la falta de expectativas para los jóvenes. La gente tiene derecho a trabajar.

-Los socialistas gobiernan Gijón desde 1979. ¿Qué análisis hace de esa gestión?

-En un período tan largo de tiempo también da tiempo para hacer cosas buenas, pero debe producirse un cambio, aunque sólo sea por higiene democrática. Se necesita aire fresco, porque un gobierno que lleva gobernando más de tres décadas ha generado ya demasiados intereses y clientes. Ahora bien, el hecho de que la oposición (el PP) nunca haya logrado desbancar al PSOE da una idea del tipo de oposición que hay en Gijón. Creo que la alternativa somos nosotros, que no tenemos vocación de bisagra.

-¿Dónde quieren pescar, en los caladeros de la izquierda o en los de la derecha?

-Queremos otro campo de juego, el de las propuestas. Nos nutrimos del voto libre, sin etiquetas.