Eloy MÉNDEZ

Begoña se queda sin sus palmeras. Los operarios que acometen las obras de ampliación del aparcamiento subterráneo del paseo retiraron ayer los últimos ejemplares de esta especie que jalonaron durante casi dos décadas la fuente del anzuelo, que sucumbió a la piqueta hace unas semanas. Ahora, cinco de estos árboles serán trasladados a un vivero municipal para que continúen con su desarrollo y otros tres serán trasplantados en el nuevo barrio de El Lauredal. Aunque es posible que algunas regresen a Begoña, muchos paseantes habituales de este céntrico enclave han manifestado ya su disconformidad con su nuevo aspecto.

«Mucha gente se ha interesado por el futuro de las palmeras y nos han pedido que presionemos para que regresen a donde estaban», asegura José María Suárez, presidente de la Asociación de Vecinos «Jovellanos» del centro. Una petición que, probablemente, verán satisfecha en cuanto finalicen las obras en Begoña, donde además de la ampliación del aparcamiento, está previsto también urbanizar el tramo de la calle Covadonga que atraviesa el paseo.

La retirada de las palmeras se ejecutó con una grúa pluma que tiraba del tronco de cada ejemplar, previamente podado para evitar posibles daños. En el traslado posterior se empleó un camión de grandes dimensiones, que circulaba a poca velocidad con el objetivo de dañar lo menos posible los grandes árboles. «Ahora sabemos que se van, pero esperemos que vuelvan cuanto antes, es algo que preocupa en serio al vecindario», comenta Suárez, convencido de que las palmeras son parte de la personalidad de un paseo que siempre se ha caracterizado por contar con grandes zonas verdes pobladas por diferentes especies de plantas.